Víctor Atallah, ministro de Salud Pública, en horas buenas acaba de comunicar que priorizarán la salud mental en 2025 con un aumento del 300% en el presupuesto de salud mental. Pero también manifestó el compromiso del presidente Luis Abinader en apoyar y cambiar la situación de precariedad de las personas con trastornos mentales.
Atallah se ha comprometido con construir nuevas unidades de salud mental para pacientes agudos y crónicos, unidades de desintoxicación y rehabilitación para personas dependientes a drogas. Asimismo, empezar la prevención en salud mental dentro de la atención primaria. Es decir, buscar hacer diagnóstico temprano, tratamientos oportunos para lograr la recuperación y la funcionalidad psicosocial en las personas con enfermedades mentales.
Los trastornos mentales, los riesgos y vulnerabilidades han aumentado en poblaciones por debajo de la cuarta década de vida, siendo la depresión, los trastornos de ansiedad, trastorno de sueños, el uso y abuso de drogas, junto a trastornos bipolares y los trastornos de personalidad, la mayor demanda en la consulta médico-psiquiatra.
Pero también van aumentando las demandas en el área infanto-juvenil y en la población adulta mayor. Además, el déficit de cama en salud mental a nivel nacional, el déficit de psiquiatría, de los accesos a medicamentos y la cobertura en consulta e internamiento son reglones pendientes por décadas en mejorar, junto a la revisión de la Ley General de Salud.
Confieso que me he sentido esperanzado, junto a mis colegas psiquiatras y psicólogos de el compromiso anunciado por el ministro de salud.
En diferentes espacios, el presidente Abinader, Raquel Arbaje, su esposa, ha demostrado su sensibilidad y preocupación por las familias y personas con una condición en su salud mental.
El diagnóstico está realizado: existe un déficit de todo en salud mental, las prioridades para viabilizar soluciones a corto plazo, junto a las estrategias de mediano y largo plazo, dicen que vamos por buen camino.
El compromiso está asumido, la población espera ver resultados positivos. Cuando se invierte en salud física, en bienestar social, en calidad y calidez de los servicios. Los resultados en la salud mental se pueden medir con buenos resultados en la salud física, la estabilidad psicoemocional y psicosocial de las personas. Pero, también, en la dinámica familiar y de pareja, logrando una población con mejores respuestas al estrés, la conflictiva social, las adversidades y circunstancia que se nos presencia en la vida en el día a día.
Toda esa inversión en salud mental hay que acompañarla con entrenamiento del personal de salud mental: enfermería, trabajadores sociales, médico general, médico familiar, psicólogo clínico que van a trabajar en la atención primaria en salud mental.
La ciudadanía espera que los resultados de la nueva reforma fiscal permitan junto al control del gasto social y el manejo responsable del dinero público sir van para relanzar la salud física y mental.
El ministro Víctor Atallah debe empezar con la programación y gerencia en salud mental. Los detonantes y trampas en salud mental están identificados desde hace décadas.
Sencillamente, empezar con asertividad, organizando lo que existe, empezando con las nuevas estructuras, capacitando el personal e ir abriendo las nuevas unidades.
Activar las caminatas, vallas, anuncio, red de apoyo, priorizar las regiones de mayor demanda, y apoyar aquellas regiones donde por décadas no existe la salud mental.