Mantener la mente clara, clave para detectar y corregir los errores

Mantener la mente clara, clave para detectar y corregir los errores

Joven se relaja. Fuente externa.

Aclararse las ideas y salir de la confusión mental es algo imprescindible pero de lo que se habla poco, según dos reconocidos especialistas en psicología

Para ordenar nuestra vida, tenemos que ordenar nuestra mente y para poner nuestra mente en orden necesitamos corregir las diferentes causas que la desordenan, como los errores habituales en el proceso de pensar, según la psicoterapeuta María Ibáñez y el psicólogo Jesús Jiménez.

Estos investigadores y especialistas en psicología, que dirigen los centros ‘Psicología e Introspección’ (www.introspeccion.com), destacan la importancia de aprender a pensar correctamente, con inteligencia, y a resolver los errores de pensamiento, en su nuevo libro “Ordenar tu mente para ordenar tu vida”.

“Para culminar los proyectos con éxito, tener relaciones personales satisfactorias, desempeñar una profesión o ser un buen inversor, proteger la salud y mantener la alegría y la paz interior, hay algo que es imprescindible y de lo que se habla muy poco: pensar correctamente, tener una mente ordenada”, destacan.

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Mujer disfruta del aire libre. Fuente externa.

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Para pensar de forma inteligente primero “hay que comprender cómo funciona el pensamiento y cuáles son los errores psicológicos que nos empujan a formas erróneas de pensar y al desorden mental. Así podremos corregirlos”, explican a EFE.

A medida que se van corrigiendo esos errores psicológicos que producen el desorden mental, el orden va apareciendo de manera natural y aumentan nuestra capacidad para resolver los problemas, afrontar la vida y vivir con plenitud, puntualizan.

Errores psicológicos que nos condicionan

Uno de los errores más comunes consiste en creer que somos nuestro pensamiento, pero “no debemos identificarnos con el pensamiento, sino darnos cuenta de que es un instrumento más para nuestro desarrollo personal, una parte del ser humano que ha de ser explorada y comprendida”, puntualizan.

Por eso es importante hacerse consciente de los hábitos del pensamiento que nos perjudican, como insultarse o hacerse reproches, algo que se hace con la esperanza inconsciente de mejorar, pero produce el efecto contrario, según estos autores. “Desear el mal a otro también produce un deterioro mental y psicológico en la persona que siente y piensa ese deseo”, advierten.

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Mujer descansa. Fuente externa.

Fantasear es otro hábito mental perjudicial extendido, que puede producir desde un aumento de la frustración hasta una pérdida de contacto con la realidad, de acuerdo con Ibáñez y Jiménez. “Pensar en imágenes (visualizar) es una capacidad muy beneficiosa que nos permite planificar, construir, crear… pero cuando la utilizamos para imaginar situaciones que no han ocurrido, generando emociones con ellas, puede convertirse en una ‘droga psicológica’ que tenemos que evitar”, explica este matrimonio de especialistas.

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Los sesgos cognitivos son otro conjunto de errores muy habituales a la hora de razonar o valorar una situación, añaden. “Son fenómenos psicológicos involuntarios que suelen ser automáticos y aparentemente muy difíciles de erradicar, pero que se pueden corregir si se comprenden sus causas”, apuntan.

Algunas de estas distorsiones en la manera de pensar conducen a dejarse manipular, como sucede con el ‘sesgo de veracidad’, es decir cuando se asumen las ideas de otros únicamente porque parecen seguras de lo que dicen, según los directores de ‘Psicología e Introspección’.

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Hombre descansando. Fuente externa.

Otros de estos fenómenos psicológicos pueden llevarnos a conclusiones falsas que nos generarán problemas en el futuro, como en el caso del “sesgo de responsabilidad externa”, consistente en culpar a otras persona o a algún factor externo de un problema que depende de uno mismo.

Interpretar la realidad equivocadamente

Estas interpretaciones erróneas de la información disponible también producen autoengaños, por ejemplo cuando una persona piensa que aquello que experimenta “es algo que nos pasa a todos”, en el denominado ‘efecto del falso consenso’, según Ibáñez y Jiménez.

Por otra parte “cuando alguien tiene preferencia por conductas que en realidad la perjudican como buscar el peligro, porque cree que de ese modo será una persona más valiosa, experimenta un ‘sesgo de negatividad’”, según estos especialistas.

Señalan que otro error psicológico que produce sufrimiento es la ‘ilusión de transparencia’, la cual ocurre cuando la persona cree que los demás ya saben lo que quiere y necesita, y por lo tanto no expresa sus deseos y necesidades.

Ibáñez y Jesús Jiménez reconocen que las ideas erróneas se manifiestan de muchas otras maneras. “Por ejemplo, el ser humano tiende a pensar que cuando uno es mayor ya no puede cambiar, lo cual es falso, o que puede aprender a tener más empatía con los demás o mayor resistencia a la adversidad, o a ser más agradecido, memorizando una serie de pasos, lo cual tampoco funciona”, explican.

También se tiende a pensar que la experiencia proporciona la sabiduría, pero lo que realmente hace más sabia a una persona consiste en entender correctamente dicha experiencia, aseguran. “Extraer conclusiones falsas de una experiencia no aporta sabiduría. Todo lo contrario, aumenta la confusión”, lamentan.

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Asimismo, “muchas personas valoran el hecho de ser o creerse independientes, cuando en realidad se obtienen mejores resultados por medio de la colaboración”.

«Hay que ser fuerte”

Deriva represión
La repetida frase de que “hay que ser fuerte”, suele derivar en la represión de “nuestros propios miedos cuando lo que hay que hacer es aprender a ser inteligente”. “Para pensar con inteligencia hay que descubrir los errores y comprender su origen, sus causas verdaderas, lo cual requiere un proceso de aprendizaje en el que el factor más importante es prestar atención, especialmente en la vida cotidiana, a lo que acontece dentro y fuera de uno mismo”, señalan.

“Este aprendizaje es el que verdaderamente lleva a una sabiduría y felicidad crecientes”, según Ibáñez y Jiménez..

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