La crisis climática global plantea una amenaza que se hace cada vez más evidente, y en la República Dominicana, el periodo de junio a noviembre donde se desarrolla la temporada ciclónica se ha convertido en un tiempo de riesgo elevado y de recurrente devastación.
Las consecuencias de este cambio climático se han manifestado con fuerza en los últimos años, con dos lluvias extremas que impactaron directamente a Santo Domingo en fechas similares: el 4 de noviembre de 2022 y el 18 de noviembre de 2023, generando inundaciones y pérdidas significativas en la capital.
Además, las provincias de Dajabón, Santiago Rodríguez y Valverde experimentaron recientemente intensas lluvias, lo que refuerza la necesidad de una respuesta estratégica ante estas amenazas.
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El presidente Luis Abinader, consciente de esta vulnerabilidad creciente, ha anunciado una serie de medidas preventivas y de contingencia. Según informó, el gobierno tiene a disposición un plan social con capacidad productiva de más de 40,000 raciones diarias de alimentos, el cual, en momentos de emergencia, podría incrementar su alcance gracias a los Comedores Económicos. Además, se han habilitado 2,800 refugios con capacidad para albergar a cerca de 588,049 personas en caso de ser necesario, junto con 47,732 socorristas listos para intervenir.
Este nivel de preparación logística es sin duda una señal positiva, especialmente si se considera que el Ministerio de Obras Públicas dispone de más de 100 equipos distribuidos en todo el país para reaccionar rápidamente a las emergencias. Asimismo, los planes de contingencia coordinados por el Ministerio Administrativo buscan mantener una cadena de suministros sólida y en óptimas condiciones. Estos esfuerzos, sumados a los generadores en alerta y las capacidades de regulación de las presas, representan un enfoque integral que busca garantizar la seguridad y el bienestar de la población.
Sin embargo, la necesidad de fortalecer la infraestructura y mejorar la capacidad de respuesta en todos los niveles sigue siendo un reto. A medida que el calentamiento global intensifica la frecuencia y severidad de los fenómenos naturales, la República Dominicana debe ampliar su inversión en infraestructura resistente al cambio climático. En muchas áreas urbanas y rurales, las estructuras existentes no soportan eventos extremos de lluvias, dejando alas comunidades en una constante vulnerabilidad.
El cambio climático es un problema global. Además de los impactos en la República Dominicana, otras regiones del mundo están experimentando fenómenos sin precedentes. En España y Florida, las lluvias y huracanes han dejado secuelas importantes, mientras que en África, nevadas inusuales en ciertas zonas han sorprendido a la población. Estos ejemplos demuestran que los fenómenos extremos no respetan fronteras, afectando a países de todos los continentes y en múltiples formas. La experiencia compartida con estos desastres es un recordatorio de la urgencia de una colaboración internacional más profunda para mitigar el cambio climático y adaptar las infraestructuras a sus efectos.
Es crucial, en este sentido, que se refuercen las políticas de sostenibilidad y prevención a nivel global. Los gobiernos, no solo en la República Dominicana, sino en todo el mundo, deben priorizar la resiliencia climática como una política de Estado, destinando recursos significativos a la mitigación de riesgos. Los fondos deben dirigirse no solo a respuestas de emergencia, sino también a la creación de una infraestructura robusta, a la reforestación y a la educación de la población en temas de adaptación al cambio climático.
En conclusión, el panorama actual exige un cambio de paradigma: no solo debemos responder a los desastres, sino anticiparnos a ellos. Invertir en resiliencia climática, educación ambiental y en infraestructuras sostenibles es fundamental para minimizar el impacto de estos fenómenos y proteger a la población. La República Dominicana, con su preparación en marcha, puede liderar con el ejemplo en la región, trabajando hacia un futuro más seguro y menos vulnerable frente a los desafíos climáticos.