Cientos de medicamentos de alto costo consumen el 60 % del presupuesto del Programa de Medicamentos Esenciales (Promese), y queda el 40 % para los miles de medicamentos destinados a los hospitales.
Este es el resultado del envejecimiento de la población, de la reducción de las afecciones prevenibles y del aumento de las enfermedades crónicas y degenerativas. El análisis lo hace el economista Arismendi Díaz Santana, presidente de la Fundación Seguridad Social para Todos y exgerente del Consejo Nacional de Seguridad Social.
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Insiste en que el Gobierno ha logrado avances significativos en el Programa de Medicamentos de Alto Costo (PMAC). Se ha logrado mejorar el acceso a tratamientos de última generación muy costosos, mejorando la calidad de vida de miles de pacientes. Sin embargo, enfrenta desafíos importantes que requieren soluciones innovadoras y políticas públicas bien diseñadas para garantizar su continuidad y expansión.
El programa ha permitido que pacientes con enfermedades “raras”, complejas o crónicas accedan a medicamentos de vanguardia que, debido a su alto costo, serían inalcanzables para la gran mayoría, minimizando su impacto financiero en las familias afectadas, tanto pobres como de clase media. El presupuesto asciende a 7,500 millones, con un crecimiento en últimos años.