Mildor Chevalier es un artista anclado en Las Américas. El conjunto de su obra pictórica manifiesta pertenencia a las nuevas generaciones internacionales de artistas expresionistas con un discurso gráfico que evoca la situación humana desde nuestra insularidad.
Chevalier se identifica con una nueva generación intelectual de artistas que se integran al mundo global, sin abandonar su identidad de creador visual y plástico caribeño, que ofrece al mundo toda la signografía del origen, envuelta en la transparencia de sus nuevos mundos urbanos sellados en las fundaciones arquitectónicas contemporáneas de la ciudad de New York, presentes en la composición de líneas y trazos, marcando movimientos en las aguas y vientos que convocan con eficiencia y fuga la brocha y pincel, sugiriendo un movimiento de búsqueda de vida inacabada que todo transeúnte.
Mirar, observar, analizar el discurso visual de Mildor Chevalier, nos ha llevado al recuerdo de Dos Passos, en su novela Manhattan transfert, por la incorporación del movimiento humano en búsqueda de un asentamiento existencial.
La composición es nítida, dominada por un gran sentido del equilibrio de la imagen evocadora de espacios que pueden convocar filas de hombres y mujeres ambulantes en los subterráneos del metro,en los pasillos de una estación,en las calles y avenidas, con un desplazamiento de exploración de vida .
Formado en estudios superiores en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Escuela de Diseño de Chavón, su pintura pertenece al expresionista postmoderno que adjetivamos de lírico porque en cada una de sus obras se desprende una alegoría al ser humano envuelto en la existencia urbana, con un destino de desplazado, en camino de encuentros con nuevas situaciones y problemáticas.
Todo su verbo gráfico, evoluciona con la dinámica del contexto situacional del individuo en una soledad flotante entre la multitud.
En obras anteriores para Chevalier el armazón de fondo siempre se manifestó en la errancia, el nomadismo, de los seres humanos, caminando por los senderos del destino e integrando artefactos de sobrevivencia, como los caddies viejos de los supermerados, que sirven de bandejas de comercio, o casa abierta de los homeless.
Caddies que podemos observar en todas las grandes urbes, empujados por seres que se aferran a la vida, improvisando su comercio informal, nutrido de sueños que poco a poco se abrazan a la realidad.Objeto de crudo realismo,en la obra visual este artefacto contiene toda la poética lírica y dramática de un destino humano.
Radicado desde más de cinco años en New York, Mildor Chevalier vive entre la Gran Manzana, y su estudio de la zona colonial,manteniendo siempre un viaje de ida y vuelta, salida y retorno con la isla que asume como un lugar en el mundo que le dio toda la energía para devenir artista con todas la reglas del juego de la profesionalidad.
Crea, desde Santo Domingo y New York, con un sentimiento de pertenencia visual al mundo en el que construye la obra.
Decimos ´´construye´´porque en ella se mantiene toda la geometría de un escenario que muchas veces nos recuerda una ópera improvisada por muchedumbres de emigrantes que van y vienen por una ciudad intentando flotar, volar y soñar desde las maletas de su esperanza.
La pintura de Chevalier nos sumerge en el contexto ético de las amenazas dentro de la condición humana, de la posible tragedia inesperada, estamos muchas veces frente a lo absurdo que nos acecha , lo insaperado , lo imprevisible que puede estallar en cualquier momento, porque la vida es como una ópera de Samuel Bechett .
Chevalier vivió la pandemia de orilla a orilla y en sus días, obligatoriamente impuestos en la isla por los confinamientos, pudo sacar de las circunstancias una obra intensa de tipo situacional donde el artista no pierde el discurso realista frente a las exigencias de su factura .
´´Me and my phone´´confirma una distribución del espacio en tres etapas, primer plano, un interior a cielo abierto, como los destechados edificios en ruinas de la zona colonial, espacio limitado en la tela con una separación en gris transparente, que transmite la melancolía dentro de un cuarto donde sobrevive, gracias a su celular, un ser humano acostado en una cama y conectado con un teléfono salvavidas.
En segundo y tercer plano se impone el grafismo geométrico del pintor que nos sugiere un espacio urbano en abandono bajo un sol de intenso azul que identifica la obra de Chevalier durante toda su trayectoria.
Estamos frente a una imagen que provoca una conexión entre el artista y el ciudadano, pues para todos ese artefacto de la comunicación y de la conectividad en estos tiempos significa el cordón umbilical de la sobrevivencia con el poder de oír, escuchar , hablar , reir y llorar con alguien que no tenemos al lado pero que sí está presente con su voz .
EL perfil acostado del cuerpo humano estiliza con elegancia un contexto de una realidad , convertida en imagen de intensa poética compartida por toda la humanidad.
En ´´My private island´´, la pandemia se impone con la mascarilla inevitable, el trasfondo de cada figura humana alerta el caos de la ciudad , su descomposición,su pérdida de ubicación, como si fuera del cuarto,todo hubiese caído con la imposición de una nueva reconstrucción…
Con el conjunto de estas obras que Mildor Chevalier ha producido en estos tiempos difíciles de aislamiento , recibimos un mensaje de pertenencia al mundo con una gran fuerza por lo que se vive sin palabras, lo que se vive con el imaginario, para compartir la realidad , por ello también la simbólica lírica de estas pinturas que nos enlazan con el mundo meditativo del artista, compartiendo la interiroridad arquitectónica del hábitat, pero también la interioridad del pensamiento en todo el proceso de aislamiento, y para nosotros que vivimos en la isla y que pertenecemos a la isla desde el mundo, intelectulamente, físicamente, verbalmente nunca la palabra ´´a-isla- miento´´ pudo alcanzar tanta resonancia y significado mental y carnal.
´´My private island´´es el manifiesto visual de todo un estado de ánimo sicológico que llevamos dentro de nosotros mismos como una fuerza guardada para resistir. El mensaje nos viene de un artista conectado con el mundo desde la isla con el recurso técnico humanizado de un teléfono que nos ayuda a recibir las palabras de vida. Intensa poética en una obra visual, que nos acompaña con toda la fuerza conectada con la vida.
La composición es nítida, dominada por un gran sentido del equilibrio de la imagen evocadora de espacios que pueden convocar filas de hombres y mujeres ambulantes en los subterráneos del metro, en los pasillos de una estación…”
El arte salva y une.