Gregorio Luperón ha sido el más joven en ocupar la presidencia de la República al hacerlo en el año 1866 cuando solo tenía 27 años de edad. El general en ese año formó parte del primer triunvirato que tuvo el país. Los otros miembros fueron Pedro Antonio Pimentel y Federico de Jesús García. Otro general que ocupó la presidencia a temprana edad fue el hijo de El Seibo, Alejandro Woss y Gil, que en 1885 apenas tenía 29 años.

Buenaventura Báez, tuvo cinco veces en la presidencia, alcanzó la posición por primera vez a la edad de 37 años. Cuando asumió el cargo, en agosto de 1996, Leonel Fernández, del Partido de la Liberación Dominicana tenía 43 años.

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Ulises Francisco Espaillat y Juan Bosch, son dos presidentes constitucionales elegidos por una abrumadora mayoría, cuyos gobiernos apenas han durado siete meses. El primero se juramentó a mediados de mayo de 1876 y tuvo que renunciar y asilarse en diciembre del mismo año, y el segundo el 25 de septiembre de 1963.

En 1878 el país tuvo dos gobiernos, uno en la capital, dirigido por Cesáreo Guillermo y otro en Santiago, a cargo de Ignacio María González. Un tercer gobierno instalado en ese mismo año fue presidido de manera provisional por Alfredo Deetjen.

En la historia del país dos presidentes han optado por el suicidio: Cesáreo Guillermo, en noviembre de 1985 y Antonio Guzmán, en julio de 1982. Los que han sido ajusticiados son Ulises Heureaux, en junio de 1990; Ramón Cáceres, en 1911 y Rafael L. Trujillo, el 30 de mayo de 1961-

La brillante periodista e investigadora Angela Peña, en su libro Partidos Políticos y Presidentes Dominicanos, 2da. edición, 1996, revela que en la República Dominicana ha ocurrido que en más de una ocasión llegaron a la presidencia figuras que no lo estaban esperando y que uno de los mandatarios que ocupó el cargo le sorprendió la selección estando fuera del país.

Revela que hasta el año 1930 seis gobernantes llegaron a serlo sin procurarlo: Jacinto de Castro, Eladio Victoria, Ramón Báez, José Bordas Valdez, Francisco Henríquez y Carvajal (estaba en Cuba) y Juan Bautista Vicini.

Ninguno tuvo que hacer grandes inversiones en campaña electoral ni auspiciar marchas o movilizaciones.