Navidad
¡Más dinero, riesgos y patrullajes en calles!

Editorial
Contrastantes, en gran medida, podrían considerarse los aprestos y alertas (igualables a los que concita la inminencia de huracanes) a que recurren las autoridades cuando llega Navidad, una conmemoración de esencia y origen cristiano que evoca el nacimiento de Jesús de Nazaret y a sus mensajes de paz y amor.
A esta parte del mundo, en efecto familiarizado con las predicaciones por la salvación y la fe, ahora se agregan exhortaciones a tener la guardia en alto contra los antisociales; a cuidarse de los borrachos, a no dejar las puertas entrejuntas, a no perder el tino por el exceso de consumos embriagantes y de saciedades capaces de dañar la salud; a no incurrir en actos inmoderados por el crecimiento estacional de los ingresos pascueros que incitan al derroche en un reprobable culto a lo material.
Admitidos estos perfiles desaconsajables a que a veces se acoge en su júbilo una parte de la población, mientras otra parte mayoritaria cuida las formas y los límites en los fines de año, bienvenidos sean los 30,000 agentes que refuerzan los servicios policiales regulares siempre y cuando la intención de impulsar reformas para perfeccionar y profesionalizar al cuerpo de orden esté ya dando frutos extensamente; y que el remedio para la seguridad ciudadana no se equipare a la enfermedad de los excesos indignos de ingrata recordación.
Procede cuidarse más al amparo de un Plan Nacional de Seguridad, en atención a que salen a circulación desde el Estado y el sector privado más de RD$50.000 millones en adición a las remuneraciones ordinarias por concepto de regalía pascual o sueldo trece. Las estadísticas precedentes obligan a tomar en cuenta que los engrosamientos de disponibilidad monetaria ejercen atracción sobre la delincuencia.
Un esfuerzo por reducir siniestralidades que viene muy al caso, sobre todo porque los accidentes de tránsito con elevados saldos trágicos por consumo de alcohol han hecho siempre ingrata compañía a los asuetos largos de Semana Santa, Nochebuena, 25 de diciembre y año nuevo. Es hora de desempolvar los subutilizados radares de control de velocidad.