Nunca fue tan oportuna y transcendental la apertura oficial de la verja perimetral inteligente en la provincia fronteriza de Elías Piña.

Acertada, porque la conflictiva relación diplomática con Haití centellea al rojo vivo y, significativa, debido a que la aparición del muro coloca un punto de inflexión en la historia bilateral, al tiempo que modificará la vida de los habitantes de la franja divisoria. “La frontera jamás será la misma”, ha dicho el presidente Luis Abinader.

La inauguración de la valla es el colofón al cierre total de la frontera dominico-haitiana, que dispuso el mandatario en respuesta al proyecto de las autoridades de Haití de construir un canal de trasvase en el río Masacre, que afectará el caudal que irriga a la República Dominicana.

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Además, la verja fronteriza consolida la seguridad y la soberanía nacionales, mientras Haití se apresta a recibir una intervención militar multinacional de paz, ordenada por la ONU, para terminar con las bandas armadas que gobiernan el vecino Estado, una operación que presionará a las comunidades de la barrera limítrofe. Se trata del primer tramo, un trayecto de 2.7 km., que precede y enlazará con otras edificaciones fronterizas similares en las provincias de Dajabón, Monte Cristi e Independencia, ya en fase de terminación, cuyas inauguraciones están previstas para febrero 2024.

La obra es congruente con la política de saneamiento fronterizo decretada por Abinader tras jurar en el cargo hace tres años. Al inaugurarla, el mandatario expresó que el muro era importantísimo, pero ahora, tras la crisis política, económica y social que enfrenta Haití, “ha pasado a ser irrenunciable e imperativo”.

Aquí conviene preguntarse: ¿Por qué llegamos hasta la imperiosa necesidad del muro para terminar con la inmigración ilegal, el narcotráfico, contrabando de armas y mercaderías y el trasiego de personas?

Ante todo, creo que es el resultado de la relación laxa, cuasi de complicidad, practicada por administraciones previas con sus pares haitianos, especialmente hacia Michel Martelly (2011-16), quien está mencionado como financiador y promotor de las bandas armadas que aterrorizan a Haití, junto a los políticos Youri Latortue y Prophane Victor, en un informe del Grupo de Expertos de la ONU emitido el jueves.

Al concluir, cito al filósofo y escritor francés Regis Debray, quien expresó: “El muro prohíbe el paso; la frontera lo regula. Decir de una frontera que es un colador es hacerle justicia: la frontera está ahí para filtrar”. (Debray, “Elogio de las Fronteras”, París, 2010).

Parece que ese criterio orienta a Abinader.