Orientadores y guías homenajeados con una llave

Orientadores y guías homenajeados con una llave

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Han sido orientadores y guías en situaciones de desastres, voz de protesta cuando la paz mundial se ha visto amenazada, canal de información cotidiana, vía de entretenimiento, transmisores de la euforia deportiva. Algunos fueron mártires por elevar su palabra contra la tiranía, como César Federico Larancuent, que se fue al exilio y regresó como miembro de las expediciones de 1959. Fue torturado, asesinado, su cuerpo desaparecido.

Durante la Revolución de Abril de 1965 fueron amenazados y agredidos por su participación en la contienda, entre ellos Pedro Pérez Vargas, Mario y Luis Armando Asunción, Luis Acosta Tejeda, René del Risco Bermúdez, José Antonio Núñez Fernández, Pedro Muñoz Batista, Tomás Pujols Sanabia, Ercilio Veloz, Jaime López Brache, Danilo Arzeno, Freddy Beras Goico, Jesús Torres Tejeda y otros que acudieron al llamado de su colega, José Francisco Peña Gómez.

Se trata de los locutores dominicanos, homenajeados con una calle.

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Historia

La locución se inició en República Dominicana en 1926 con una pequeña radiodifusora, HIRC, instalada por Frank Hatton. Permaneció en el aire breve tiempo, pero representa “el primer intento de radiodifusión en el país”, expresa Rubén Darío Aponte, uno de los más reconocidos maestros nacionales del micrófono, autor de la historia más completa y actualizada sobre la actividad.

Dos años más tarde, el 8 de abril de 1928, salió al aire la primera estación oficial, HIX, Atenas del Nuevo Mundo, instalada por Manuel Emilio Nanita y Frank Hatton e inaugurada por el presidente Horacio Vásquez. Trabajaron como locutores Julio García Alvarado y Octaviano Portuondo (Vianito). Sin embargo, se considera como la primera persona que habló a través de la HIX a Bertha Dubús de García, encargada de identificar la estación en español, inglés y francés.

Examen para locutores

No fue sino hasta el 18 de abril de 1938 cuando la Dirección de Telecomunicaciones convocó a aspirantes a locutores y operadores de radio a tomar examen, y de esas pruebas nació la primera generación de locutores reconocidos por el gobierno: Vinicio Saladín, Fidencio Garris, Julián Espinal Martínez (Potemkin), Héctor J. Díaz, Rafael Tavárez Labrador (Paco Escribano), Julio César Félix (Bubito), Frank Hatton y Homero León Díaz. Esa fecha se escogió como Día del Locutor Profesional.

Los hombres, y entonces escasas mujeres, contaban con extraordinarias condiciones vocales y admirable cultura general. Con el advenimiento de la televisión, en 1952, debieron agregar buena presencia. Su vestimenta tenía un “código inviolable”: saco y corbata los caballeros y peinados, vestidos y zapatos elegantes, las damas. Se les exigía puntualidad y respeto a los televidentes.

Por su preparación y conocimientos, casi empíricos, muchos locutores publicaron valiosos y bien escritos libros: La clase olvidada, Rafael Gómez Acevedo. Silencio en el estudio, Osvaldo Cepeda y Cepeda. Locutor clase A, Efraín Báez Aguiar. Locutor, Nelson Rodríguez. Las telecomunicaciones en República Dominicana, Teo Veras. Mis cincuenta años en la radio, Ramón de Luna. También Fichero artístico dominicano, Jesús Torres Tejeda. Historia de la locución dominicana, Rubén Darío Aponte. Grandes dominicanos, Carlos T. Martínez.

Jesús Rivera escribió Vivencias de un viejo barrio, dedicado a Villa Duarte, musical presentado en Bellas Artes, y el drama de contenido histórico Eugenio Perdomo, el condenado, exhibido en el Teatro Nacional.

René del Risco no solo fue locutor sino publicista, productor de radio y televisión y sólido intelectual. Se opuso a la dictadura de Trujillo, por lo que estuvo preso. Es autor de El viento frío, En el barrio no hay banderas, Ahora que vuelvo Ton, El cumpleaños de Porfirio Chávez, entre otros. Laboró en HI1J con el programa Atardecer y con Montecarlo, en HIJB.

Aponte considera que no se ha reconocido lo suficiente, como tampoco a Rafael Corporán de los Santos, Homero León Díaz, Freddy Beras, Rafael Gómez Acevedo, Simón Alfonso Pemberton y Radhamés Aracena.

La calle

El 19 de agosto de 1973 el Ayuntamiento del Distrito Nacional designó Paseo de los Locutores la antigua “calle 4” del ensanche Quisqueya, “que parte hacia el oeste desde la confluencia de las avenidas Abraham Lincoln y Lope de Vega, atravesando el ensanche La Julia y finalizando en la calle Bohechío”. En entrevista para este trabajo, Rubén Darío Aponte consideró merecido el homenaje porque “los locutores tienen méritos suficientes para ser reconocidos por la sociedad”.

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