Las circunstancias son los demiurgos que determinan el accionar de los hombres, de quienes somos marionetas, de las que nadie, como a la muerte, escapa.
En el presente político dominicano, las circunstancias señalan reiterativas a Luis Abinader el único relevo de 20 años aciagos del PLD en el poder, para recoger la antorcha del relevo presidencial, y conducir al país por una promisoria vereda tachonada de decencia, final de la impunidad y el régimen de consecuencias, prepotencia, formación de una cúpula económica compitiendo por primera vez con el sector privado.
Final del derroche de los recursos del contribuyente, escandaloso, criminal, irresponsable y vagabundesco endeudamiento por US$44 mil millones (RD$250 mil millones), que asignan a cada recién nacido deudas por US$5 millones.
Auge de narcotráfico inaudito, con capos que operan por años, sin que los responsables antidrogas procedan, extraditados a EEUU, regresando luego de cumplir condenas reducidas por delaciones, regresando al país con sus fortunas intactas, trágico culebrón, estilo la saga de los sapos colombianos.
Descomunal e irresuelta tragedia tránsito terrestre, sin diseños correctivos. Implosión criminalidad aterrante, sin programas. Continuidad deficiencia energética, y la interrogante del financiamiento exacto de Punta Catalina.
Crecimiento del PIB del 5.7% con las prótesis del endeudamiento, monto reseñado, remesas y lavado de activos, reducción de exportaciones y turismo, con 4 millones umbral pobreza y l.2 millones en miseria, donde un 40% se decanta por ausentarse del país, por no vislumbrar mejor vida, auténtico galimatías.
Despilfarro en educación conforme resultados negativos de PISA.
Son el cúmulo de circunstancias, y un PLD dividido por primera vez, avizoran y presienten en Luis, inequívoco próximo gobernante. ¿O hay otro?