La incorporación de RD a la iniciativa de EUA sería un gran paso para impulsar políticas que fortalezcan el capital humano del país
República Dominicana no estuvo entre los primeros países de Centroamérica y el Caribe en participar como beneficiaria de la iniciativa de Estados Unidos para promover la producción de semiconductores o microchips, pero tienen el potencial para dar el paso, y están en marcha las negociaciones bilaterales para lograrlo.
Los primeros en beneficiarse, en virtud de una alianza con Estados Unidos anunciada en julio pasado, son Panamá y Costa Rica.
Y la explicación está en que a pesar de los avances de la República Dominicana en capital humano e infraestructura, no nos hemos colocado a la par con los pioneros.
Panamá tiene la mejor infraestructura aérea de América Latina, según el Foro Económico Mundial, con vuelos comerciales y de pasajeros directos a las principales ciudades americanas, y un centro regional para el transportista de carga global DHL.
Además, tanto en el Índice de Capital Humano de ese foro como en el índice Global de Innovación, Panamá supera a la República Dominicana (en el primer índice, Panamá está en la posición 42 entre 102 países mientras que RD ocupa la posición 95, y en el Índice Global de Innovación Panamá ocupa la posición 84 entre 131 países y República Dominicana, la posición 94.
En el caso de Costa Rica, tiene ya ganado un terreno en la producción de microchips. Tras la empresa tecnológica Intel haber construido una fábrica en la década de 1990 cerca de San José para fabricar microchips, Costa Rica compite para convertirse en el Silicon Valley de América Latina. Y como resultado ha desarrollado una fuerza laboral cada vez más orientada a la tecnología.
En el índice de capital humano del Foro Económico Mundial Costa Rica ha sido el primer país de América Latina en ocupar la posición 35 y en el índice Global de Innovación ocupa la posición 74.
El tema del capital humano es tan importante para entrar en la iniciativa que la ley de Estados Unidos para promover en la región la producción de semiconductores obliga a destinar una parte del financiamiento a animar a empresas, universidades y otros sectores a ofrecer más formación a los trabajadores, tanto en ciencias avanzadas como en oficios como la soldadura, a la vez que da preferencia a los proyectos para los que los Gobiernos estatales y locales ofrezcan incentivos con beneficios “indirectos” para las comunidades, como la formación de la mano de obra, la inversión en educación o la construcción de infraestructuras.
En el marco de la iniciativa, ya Costa Rica y Panamá han recibido dinero para reforzar sus fuerzas laborales y su infraestructura y, según una publicación de The New York Times, la República Dominicana parece estar preparada para ser el siguiente, con lo que podríamos ver realizado el sueño de que las políticas públicas se dirijan principalmente a aumentar las destrezas de las personas y así evitar el predominio de una población insuficientemente educada, incapaz de liberarse de la esclavitud de la pobreza.