La contundente derrota electoral sufrida por el PLD, que sacará a los peledeístas del poder luego de pasarse 16 años pegados de las tetas pródigas del Presupuesto Nacional, conduce necesariamente a una renovación de sus estructuras dirigenciales, empezando por el anquilosado y envejecido Comité Político, y los discípulos de Juan Bosch no han tardado en reconocerlo y aceptarlo.
Por eso usted ya vio que, una vez superada la conmoción provocada por una derrota que, desde el poder, les parecía imposible, sus dirigentes empezaron a expresar públicamente la necesidad de someter la organización a una transformación profunda de cara al futuro, razón por la cual los peledeístas deben abocarse, mas pronto que tarde, a renovar la dirección partidaria.
Ya vimos a la Vicepresidenta, Margarita Cedeño, llamar a sus compañeros a la reflexión y a evaluar las faltas cometidas, pues de alguna manera contribuyeron a la derrota, y también al embajador dominicano en Washington, José Tomás Pérez, quien planteó la necesidad urgente de renovar al Comité Político, “ante el agotamiento de un modelo partidario que se desvinculó completamente de la sociedad”.
Ayer le tocó el turno al senador saliente de Peravia, Wilton Guerrero, sumarse al creciente coro de dirigentes peledeístas que reclaman una renovación, un cambio de dirección; aires nuevos y sangre nueva que le permitan regresar al camino trazado por su fundador, camino que abandonaron con inocultable complacencia y sin ningún remordimiento.
Y no dude usted, querido lector, que en los días por venir continúen los mea culpa y los sonoros golpes de pecho de una dirigencia a la que solo le queda la opción de llorar sobre la leche derramada, pero que no tiene el coraje ni la vergüenza de renunciar, de quitarse del medio, para facilitar de esa manera una renovación que, hasta prueba en contrario, solo están planteando de la boca para fuera.