En las democracias electorales, los cambios significativos y relativamente duraderos en las preferencias de los votantes se denominan realineamientos electorales.
En la República Dominicana del post-trujillismo se ha producido un solo realineamiento electoral con el PLD de 2004 a 2020. Veamos.
En las primeras elecciones democráticas del país en diciembre de 1962, el PRD, con Juan Bosch de candidato, concitó el apoyo de la mayoría, pero fue un Gobierno efímero. Lo derrocaron siete meses después en septiembre de 1963.
Joaquín Balaguer, en el exilio por su vínculo con la dictadura de Trujillo, regresó al país y asumió la candidatura presidencial contra Juan Bosch y el PRD en 1966. Con los sectores de poder de su lado, Balaguer se impuso en las elecciones de ese año.
Convocó elecciones cada cuatro años que generaron disputas por las prácticas fraudulentas, pero gobernó ininterrumpidamente por 12 años, hasta 1978. Hubo un alineamiento electoral en condiciones autoritarias no competitivas.
En 1978 el PRD ganó las elecciones y con la ayuda internacional pudo concretar su triunfo. El descrédito de Balaguer por la represión y la corrupción auguraba un largo Gobierno perredeísta, pero la crisis económica de la década de 1980 y las pugnas internas del PRD lo sacaron del poder en 1986.
Eso facilitó el retorno de Balaguer a la presidencia por 10 años más con su tradicional base de apoyo conservadora y las prácticas fraudulentas en las controvertidas reelecciones de 1990 y 1994, época en que se ganaba con mayoría simple.
La crisis electoral de 1994 llevó a un acuerdo político que otorgaba solo dos años más a Balaguer en la presidencia y la realización de elecciones en el 1996 sin Balaguer, con la nueva disposición de segunda vuelta si ningún candidato obtenía el 50+1 de los votos.
Así llegó el PLD al poder con el endoso de Balaguer en la segunda vuelta de 1996. Cuatro años de gobierno peledeísta (1996-2000) y cuatro nuevamente del PRD (2000-2004), no marcaron un realineamiento electoral.
Fue a partir de 2004 que el PLD inició 16 años de gobiernos consecutivos, marcando un realineamiento. La base de apoyo del peledeísmo provino de la masa votante balaguerista y de la clase media urbana que había quedado negativamente impactada con la crisis financiera de 2003-2004 durante el Gobierno del PRD. Y desde el poder, el PLD amplió su base electoral, alcanzando en el 2016 su mayor votación con 61.8%.
La derrota del PLD en las elecciones de 2020 marcó un desplazamiento de votantes hacia el PRM (partido fruto de la división del PRD), que obtuvo 52.5% de los votos en medio de una alta abstención de 45% y una pandemia (15% más que en 2016).
El PRM ganó fundamentalmente con el voto de las capas medias urbanas que habían apoyado antes al PLD. El tema aglutinador contra el PLD fue la corrupción y la impunidad.
Para las elecciones de 2024, el principal desafío del PRM es lograr una reelección con músculo electoral que proyecte un posible realineamiento a su favor.