He tenido que vivir toda mi vida en el eterno debate entre la historiadora y la mujer; es decir, entre la racionalidad histórica y los sueños por una mejor sociedad. Eso me ha ocurrido ahora escribiendo estos Encuentros, sucumbiendo en los dos primeros a la racionalidad y al conocimiento. En algún momento me arrepentí de haber leído y de conocer la historia, quizás por eso, al constatar tantas verdades, me dejé llevar por la narración de hechos incontestablemente tristes del transitar de la humanidad.
Lo he dicho otras veces, lo he dicho cientos de veces, apuesto a los sueños, aunque tenga las esperanzas maltrechas, aunque mis utopías de una sociedad más humana y justa se hayan visto pisoteadas por los que se creen dueños de la vida de todos.
No quisiera finalizar este 2022, sin reconocer que sigo creyendo, defiendo casi irracionalmente, a la idea de que el ser humano es bueno por naturaleza, de que es posible creer en un mundo mejor. Me aferro a mis héroes y heroínas, que han luchado a través de los tiempos por transformar su herencia; y no se amilanaron frente al poder ni a los cánones impuestos. Que decidieron no continuar con el ritmo ni el camino de los demás que siguieron como autómatas las pautas establecidas.
Si la historia es dura de transformar. La conciencia, ese yo interior que te hace sensible ante la realidad, que te provoca rabia, dolor y malestar frente a lo acontecido; ese motor que transformó vidas; que motorizó grandes hazañas; debe continuar viva.
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Hace unos pocos días murió mi querida Josefina Padilla, ella, la mujer que desde joven sufrió los embates y las garras de trujillismo. Ella la que a pesar de sus años era una activa militante de la sociedad civil; ella la que admiraba en silencio; ella una de mis heroínas.
Y pienso en tantas otras mujeres que me han inspirado. En Minerva Mirabal, bella e inteligente que se sacrificó y luchó hasta entregar la vida por la libertad. Y llega mi pensamiento a las mujeres chinas de la antigüedad que para liberarse del sufrimiento y dolor resistieron y enfrentaron al dominio masculinamente estructural mediante el lenguaje secreto.
Pienso en Milagros Ortiz Bosch, quien aún octogenaria es capaz de levantar la bandera de la ética, de la necesidad de una acción gubernamental transparente; a sabiendas de que muchos de sus propios miembros del partido oyen sin escuchar su discurso insistente basándose en el Thymos Socrático.
Y como aquí otros lucharon, Enmanuel Sieyès, uno de los ideólogos de la Revolución Francesa, que luchó hasta quedar en la orilla del Sena pidiendo limosna porque no quiso sumarse al grupo de poder que había destrozado los principios de la Revolución. Y pienso en James Otis, separado de los triunfantes de la independencia norteamericana, porque tenía un discursos demasiado progresista.
Pienso en Duarte, el ideólogo de nuestra nacionalidad que murió solo y abandonado en Venezuela. O en Espaillat, que después de haber alcanzado la gloria del poder, fue derrocado porque quiso gobernar con principios.
Y pienso en muchos otros, como mi hermano Peng Sien, que desde joven soñó por utopías igualitarias y murió sin nada porque siempre estuvo dándolo todo a cambio de nada.
Al final, creo que lo importante es vivir con coherencia a tus principios, sin importar las consecuencias. Vivir para honrar la vida, no para transitar por ella sin dejar huellas. Nos vemos en el 2023.
No, permanecer y transcurrir
No es perdurar, no es existir ni honrar la vida
Hay tantas maneras de no ser
Tanta conciencia sin saber adormecida
Merecer la vida no es callar y consentir
Tantas injusticias repetidas
Es una virtud, es dignidad
Y es la actitud de identidad más definida
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir
Porque no es lo mismo que vivir
Honrar la vida
No, permanecer y transcurrir
No siempre quiere sugerir honrar la vida
Hay tanta pequeña vanidad
En nuestra pobre humanidad enceguecida
Merecer la vida es erguirse vertical
Más allá del mal, de las caídas
Es igual que darle a la verdad
Y a nuestra propia libertad la bienvenida
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir
Porque no es lo mismo que vivir
Honrar la vida
Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir
Porque no es lo mismo que vivir
Honrar la vida
-Marilina Ross
Prefiero ser caminante a ser camino
Ser libre a ser esclavo
Ser beso a ser puñal
Prefiero un campo de hierba mojada
A un campo de batalla
Que huele a soledad
Prefiero la luz del sol
Al negro de una mirada
Prefiero una risa blanca al dolor
Prefiero ser soñador
A ser matador de sueños
Prefiero volar a ser cazador
Prefiero un vuelo blanco de palomas
Sombra y luz, tierra y mar
Me gusta la palabra libertad
Sombra y luz, tierra y mar
Me gusta la palabra libertad
Prefiero ser temeroso a ser temido
Ser lluvia a ser estío
Ser campo a ser ciudad
Prefiero ser noche clara de luna
A ser la noche oscura
Que mata de ansiedad
Prefiero la luz del sol
Al negro de una mirada
Prefiero una risa blanca al dolor
Prefiero ser soñador
A ser matador de sueños
Prefiero volar a ser cazador
Prefiero un vuelo blanco de palomas
Sombra y luz, tierra y mar
Me gusta la palabra libertad
Sombra y luz, tierra y mar
Me gusta la palabra libertad
Prefiero ser caminante a ser camino
Ser libre a ser esclavo
Ser beso a ser puñal
Prefiero un campo de hierba mojada
A un campo de batalla
Que huele a soledad
Prefiero la luz del sol
Al negro de una mirada
Prefiero una risa blanca al dolor
Prefiero ser soñador
A ser matador de sueños
Prefiero volar a ser cazador
Prefiero un vuelo blanco de palomas
Sombra y luz, tierra y mar
Me gusta la palabra libertad
Sombra y luz, tierra y mar
Me gusta la palabra libertad
Me gusta la palabra libertad
Me gusta la palabra libertad
Sombra y luz, tierra y mar
Me gusta la palabra libertad
Sombra y luz, tierra y mar
Me gusta la palabra libertad
Sombra y luz, tierra y mar
Me gusta la palabra libertad
Sombra y luz, tierra y mar
Me gusta la palabra libertad.
–José Luis Perales