La crisis que vive Haití es de gran preocupación en la República Dominicana tanto por el tema migratorio como por no contar con aliados en el país vecino para tener una relación armoniosa y de cooperación que promueva el desarrollo en toda la isla.
A juicio del embajador Alberto Emilio Despradel Cabral, a cargo de la Dirección de Relaciones con Haití, del Ministerio de Relaciones Exteriores, hablar de las perspectivas de las relaciones dominico-haitiana en el corto plazo es difícil, ya que la diplomacia es compleja porque aborda el hombre y su relacionamiento en el plano interno y externo.
Además que la situación haitiana que está muy problematizada porque Haití amen de tener como característica de ser el país más pobre del continente, acusa profundas contradicciones internas que impiden que el proyecto nacional haitiano se consolide y avance. “Esa es la gran preocupación”.
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Despradel, quien fue embajador en Haití en dos ocasiones y asesor de comisión mixta bilateral, considera que para unas relaciones más o menos positivas, República Dominicana debe tener un interlocutor valedero del lado haitiano, que no existe en la actualidad.
Agrega que por tal motivo no solo los expedientes sobre relación política se dificultan, sino todos como: sobre manejo del agua, los ríos fronterizos, la deforestación, mar territorial, migración, seguridad.
En ese contexto se dificulta la concreción de los acuerdos y las posibilidades de que la República Dominicana pueda aportar al desarrollo de Haití, expone..
Fragmentación
Despradel pone de ejemplo que en Haití existe la “República de Puerto Príncipe” que es la zona metropolitana de la capital donde se maneja más del 80 por ciento de la capacidad económica de toda la nación, pero que está fragilizada por el dominio de las bandas criminales que ahí tienen su principal incidencia. “Entonces un país que su palacio nacional rodeado por las bandas, el parlamento, los muelles, que son fuente de todo lo que se importa en Haití… los tribunales que están en los barrios dominados por las bandas es un país que es ingobernable. “¿Cómo vamos a tener unas relaciones fluidas y muy positivas?”, se pregunta.
Es por esta situación, apunta Despradel, la reiterada solicitud de República Dominicana de que la comunidad internacional asuma el expediente haitiano porque con ello además de ayudar a ese pueblo, se avanza en la democracia y la paz en ambas naciones.
“Nosotros no estamos como estado en capacidad de asumir. Es una posición que además de sensata y coherente es también un llamado al auxilio del pueblo y que con ellos se puedan normalizar las relaciones dominico-haitiana en función de construir un futuro en la democracia y en la paz entre las dos naciones”.
Sector privado haitiano
En torno al papel del sector privado haitiano en la búsqueda de soluciones de su país, Despradel apunta que a diferencia del lado dominicano en Haití los empresarios no se han unido en torno a un proyecto nacional. “La construcción del proyecto nacional dominicano está asumido por el sector privado que lo manifiesta en su unidad de acción a través de sus asociaciones gremiales y a su confianza en el futuro dominicano a través de sus inversiones”, resalta
Sin embargo el sector privado haitiano está atomizado con familias y clanes que sobreviven o se confrontan para conquistar parte de la reducida oferta económica. Además que no tienen vocación de servir a su patria, precisa Despradel.
Explica que las inversiones del sector privado haitiano son fundamentalmente en el comercio, en la compra de bienes en el extranjero para venderlos en Haití o grandes inversiones que están haciendo en otros países, incluyendo la República Dominicana. Pero allí no hay asociaciones compactadas con visión clara y planes elaborados como los dominicanos, apunta.
Lógicamente, esa situación afecta la expansión de las empresas dominicanas en Haití y los flujos comerciales. “Mientras no haya seguridad y estabilidad en la sociedad haitiana y mientras perdure el dominio y la hegemonía en el control de las bandas en la zona metropolitana de Puerto Príncipe , el comercio estará muy afectado”, apunta. Despradel
Agrega que el sector privado dominicano hace años está jugando un papel fundamental de colaboración y promover el entendimiento entre los dos estados, pero ha sido difícil lograr el respaldo decidido del sector privado haitiano.
Como muestra de ese apoyo refiere el Complejo de Zona Franca Codevi, ubicado en Dajabón, de capital dominicano y que emplea mano de obra de ambos países.
Destaca que se trata de una inversión con impacto muy positivo en las estructuras sociales, económicas, culturales de la región noroeste y que tiene la mayor concentración de obreros de la República de Haití, constituyéndose en el mayor empleador
Liderazgo político
Tampoco hay liderazgo político en Haití con el que se pueda dialogar. Allí hay más partidos que en la República Dominicana, pero con poca representatividad y sus cabezas no tienen vocación dialogante. No son organizaciones estructuradas como las ha tenido o tiene el país.
“Los conservadores no tuvieron un Balaguer los progresistas democráticos no tuvieron un Peña Gómez ni un Juan Bosch”, refiere Despradel como ejemplos de liderazgos locales.
Afirma que Jean Bertrand Aristide es el único líder carismático que todavía tiene incidencia en la sociedad haitiana porque tiene un diálogo activo con la base social, pero en bajo perfil.
Un hecho que llama la atención de Despradel es la poca conmoción política y del entorno de la seguridad, el asesinato del presidente Jovenel Moise en 2021, lo cual entiende es reflejo de la división haitiana.
Poco conocimiento
Cuestionado en torno a las causas de ese comportamiento de los haitianos, Despradel señala como un problema para los dominicanos la falta de conocimiento de quienes son ellos y qué es Haití. No se poseen estudios profundos en tal sentido, lo cual entiende es vital para establecer relaciones bien definidas..
Afirma que para conocer a los haitianos lo primero que hay que entender es el proceso político-económico y social que dio a la creación del Estado haitiano, que fue único porque fue la primera revolución triunfante de esclavos en la historia de la humanidad (1791-1804).
Se trató de una revolución independentista que no fue dirigida por élites criollas, contrario a los demás proyectos de naciones en el continente americano dirigidos por blancos que entraron en contradicción con sus padres en Europa. Sin embargo la revolución haitiana no tuvo la coherencia, estructura y base social que tuvieron la francesa y la americana.
Asistencia internacional
Respecto a la actuación de República Dominicana en caso se concrete la asistencia internacional en Haití, el embajador expone que se debe apoyar toda iniciativa para una solución a la crisis haitiana y a la construcción de la democracia para tener relaciones armónicas.