Masivo, sin incidentes, pero con algunos contratiempos, transcurrió ayer el proceso de votación de las elecciones nacionales en el municipio Santo Domingo Oeste (SDO).
Los colegios de votación abrieron sin retrasos, y los recintos y sus alrededores lucían repletos de ciudadanos, tal como se pudo comprobar en un recorrido que abarcó Pedro Brand, Los Cocos, La Guáyiga, Los Alcarrizos y Herrera.
Un contratiempo común admitido por presidentes de mesas y delegados electorales de los partidos políticos era la paralización momentánea provocada por las mesas especiales para discapacitados.
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Y es que, a pesar de la Resolución de la Junta Centrar Electoral (JCE) mediante la cual se creó el programa “Voto en Casa” para facilitar el sufragio a las personas con discapacidad física severa o motivos graves de salud que le impidieran acudir a su colegio electoral, fue notoria la cantidad de personas en sillas de ruedas, con andadores, ancianos, y hasta “en pijama recién operadas”, que se apersonaban acompañadas de familiares a votar.
“El problema es que cada vez que llegan los discapacitados hay que mover el padrón hacia la mesa especial, donde lo lleva el primer vocal con un delegado, junto con las tres boletas firmadas por el presidente”, era la respuesta que daban cuando preguntábamos por qué la fila de votantes estaba paralizada afuera si no había nadie votando adentro.
Otro inconveniente era que algunos votantes aparecen en el padrón como “inhabilitados en el extranjero” y se resistían a aceptarlo, alegando que votaron aquí en las elecciones del pasado 18 de febrero, como es el caso Jorge Guerrero.
“Mi situación es que primero aparecía votando en el 22 en el colegio 1746, entonces me movieron para este Liceo (en La Guáyiga). Vote en febrero aquí, y ahora aparezco que voto en Boston”, explicó.
A la pregunta de si ha vivido alguna vez en Boston, dijo que sí. “Soy ciudadano americano pero no me he registrado, no he querido un cambio”, dijo, y mostró su cédula de identidad y electoral.
Y los cuartos, dónde están
Los activistas estaban “quillados” porque los partidos y candidatos que promovían no habían ido a llevar dinero, y porque algunos lo que querían dar eran apenas RD$200.
Algunos para votar por una “tripleta” de candidatos de un partido que mostraban juntos en fotografías en miniatura (presidente, diputado y senador), pedían RD$1,000; los diputados y senadores, por separado, lo cobraban a RD$500 por separado.
Los motoristas se cotizaban más caros alegando que RD$1,000 “nos lo ganamos nosotros en un par de vueltas”.
Juana formó un comité de 10 personas para llevarlas a votar y solo le aprobaron 5. Le dieron 2,000 pesos.