Tras salir de las cárceles en julio de 1961, los dirigentes del 14 de Junio se posicionaron en el escenario nacional con una propuesta política que apuntaba hacia una transformación radical de la sociedad dominicana. Ciertamente, para los partidos de oposición la atención principal se concentró en la lucha contra los remanentes del régimen, encabezados por el Dr. Joaquín Balaguer y Ramfis Trujillo. Durante los primeros meses que transcurrieron después del ajusticiamiento de Trujillo, el 1J4 estuvo a la vanguardia de la confrontación contra el Gobierno, protagonizando intensas jornadas de lucha en las calles y fábricas de las principales ciudades del país a los fines de provocar la salida del poder de los trujillistas. En aquella etapa, la defensa de los derechos humanos fue su principal bandera.
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Al asumir la presidencia del Consejo de Estado, el Lic. Rafael F. Bonnelly se proyectó como el representante de los principales sectores económicos del país, los cuales se agruparon en torno a la Unión Cívica Nacional. Tomando en cuenta la lucha de clases que se estaba perfilando, el partido dirigido por Manolo Tavárez comprendió la necesidad de articular a la clase trabajadora en el proyecto revolucionario, cuya finalidad constituía un eje central para la Secretaría de Asuntos Laborales, la cual era dirigida desde diciembre de 1962 por Rafael Cruz Peralta quien había sido preso político en La 40 y parte del grupo que penetró en la embajada de Argentina, logrando salir con éxito hacia el exilio en agosto de 1960. De “carácter apacible, ascendencia y vida proletaria”, Cruz Peralta le otorgó a la cuestión obrera una importancia capital en virtud del papel que debía jugar este colectivo en la causa por la liberación nacional y la justicia social.
A través de sus órganos de difusión, véase radio, prensa y publicaciones diversas, se orientó a los trabajadores sobre la historia del movimiento obrero, sus derechos y la teoría revolucionaria. Se recuerda que, en un artículo anterior, Raúl Pérez Peña señaló que “era frecuente ver paquetes del material que aguardaba ser sacado del taller para su envío a su destino de reparto: actividades políticas, estudiantiles, o comités y organismos de distintos sectores, dentro de los que cabe recordar los de frente sindical”. Desde las páginas de El 1J4 se exigió el establecimiento del trabajo sobre el capital y la participación de los trabajadores en los beneficios de la empresa, entre otras reivindicaciones que serían posteriormente plasmadas en la constitución de 1963.
De acuerdo con el historiador Roberto Cassá, “en las empresas modernas y de ciertas áreas económicas se logró establecer una conexión entre la izquierda y parte de la masa obrera. El principal determinante de tal relación consistió en que la reivindicación económica ponía a los miembros de los partidos de izquierda en condiciones de dirigir a la masa. Desde las primeras huelgas del año 1962, como la de la fábrica de confituras Bolonotto Hermanos, se encuentra a dirigentes de las organizaciones de izquierda apoyándolas”. A partir de su análisis, se puede colegir que el 1J4 priorizó la organización de base y la formación de liderazgos obreros combativos, conscientes de su rol en la lucha de clases, a pesar de que “la masa obrera no captaba el mensaje doctrinal de los izquierdistas, pero aceptaba su dirección en los organismos corporativos. En no pocos casos, cuando había competencia por los puestos de dirigencia entre tendencias, no era raro que los trabajadores se inclinaran por izquierdistas reconocidos, a causa de entender que representaban con más propiedad sus intereses”.
Entre los sindicatos más importantes en los que incidió la organización verde y negra estuvo el sindicato del “Central Romana, donde la masa trabajadora se orientó básicamente detrás del 14 de Junio, aunque no en un plano doctrinario, al decir de Roberto Cassá. Allí, dirigentes del 1J4 como José Padua Falet actuaron como representantes de los trabajadores organizados alineando sus demandas con las estrategias y tácticas del movimiento revolucionario. De igual forma lo hizo el Dr. Guido Gil, quien acompañó y asesoró legalmente al sindicato en conflictos laborales, al tiempo de sufrir los embates de la represión antisindical. Las páginas de El 1J4 fueron reiterativas en denunciar las condiciones de explotación en las que vivían los trabajadores cañeros, quienes aspiraban, según uno de sus titulares, “a vivir siquiera como animales”.
También denunciaron despidos injustificados en los obreros de La Manicera al tiempo de reclamar salario justo para “los dominicanos que percibían salarios bajos en compañías extranjeras”. En ese orden, durante el período 1961–1963 exigieron mejores condiciones laborales, seguridad social, nacionalización de mineras, libertad sindical y derecho a huelga, para los obreros de la Alcoa, armería, sacos y tejidos, fabrica de vidrios, marinos mercantes, etc. En sus memorias, el dirigente sindical Junio López explicó que, bajo la orientación de Cruz Peralta, “a mediados de 1963, el movimiento ordenó hacer una organización de trabajadores y se formó el buró obrero del 14 de Junio”. En ese sentido, el trabajo de la Secretaría de Asuntos Laborales contribuyó a la consolidación de “Foupsa-Cesitrado” (Frente Obrero Pro-Sindicatos Autónomos y la Central Sindical de Trabajadores Dominicanos), así como de otros sindicatos en sectores claves del país como el azucarero, portuario, telefónica, electricidad, manufactura, transporte, entre otros. En la próxima entrega abordaremos aspectos relevantes del 1j4 en el golpe de Estado de 1963, en el marco de la conmemoración del 60 aniversario de la revolución de abril de 1965.