Por George Latour Heinsen
Es impresionante cómo la arquitectura moderna realizada entre los años 1920 y 1940 se ha convertido en el factor más importante del Turismo Cultural de la Ciudad de Tel Aviv. Por su arquitectura moderna la Ciudad de Tel Aviv fue declarada en junio de 2003 Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, clasificada como un “conjunto excepcional de arquitectura del movimiento moderno”.
Gracias a la alta concentración de arquitectura inspirada en la poética del Movimiento Moderno, que ellos denominan estilo “Bauhaus” que correspondería al “International Style” que se desarrolló en la Ciudad de Santo Domingo y que tuvo su máximo exponente al Arquitecto Guillermo González.
La arquitectura de la ciudad de Tel Aviv es el símbolo de la búsqueda del pueblo judío de una nueva identidad. En contraste con los valores tradicionales encarnados por Jerusalén, la Tel Aviv “blanca” (el nombre se debe a la preferencia del no color, solo blanco o crema) representa, el rostro moderno del pueblo judío. Con vistas al Mediterráneo, la ciudad de Tel Aviv, en Israel, cuenta con unos 4000 edificios construidos entre las décadas de 1920 y 1940 inspirados en el estilo Bauhaus, surgido en Alemania hace apenas cien años.
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Los edificios se caracterizan por sus líneas simples y limpias. Los balcones dominan muchas veces las fachadas con formas simples y muchas veces curvas y redondeados, las amplias ventanas y las terrazas en los techos, las fachadas blancas con esquinas curvas que recuerdan los cascos de los barcos. No hay otro lugar en el mundo como Tel Aviv, con tal concentración de edificios que recuerden la Bauhaus, un estilo que ha contribuido en gran medida a llamarla la “ciudad blanca”, A raíz del Movimiento Moderno (que la historia de la arquitectura sitúa entre las dos guerras mundiales) nació la Bauhaus en 1919 en Weimar, Alemania, bajo la dirección de Walter Gropius. Pero en 1933, la Bauhaus (que en ese momento tenía su propio centro en Berlín) tuvo que cerrar con el ascenso del nazismo.
Muchos de sus adeptos partieron hacia Estados Unidos mientras que algunos judíos decidieron trasladarse a Palestina administrada por los británicos importando este estilo arquitectónico. Muchos jóvenes arquitectos decidieron regresar a Israel, entre ellos Arieh Sharon, que estudió en la Bauhaus; Joseph Neufeld, que trabajó con Mendelsohn en Berlín y con Bruno Taut en Moscú; Ze’ev Rechter, que viene de París; Carlin Rubin, que también trabajó con Mendelsohn; Dov Karmi, que estudió en Bélgica; Shmuel Barkai, que trabajó en la oficina de Le Corbusier, entre otros.
Debido al regreso de familias judías que huían de Europa la demanda de habitación aumentó considerablemente.
Unos años antes, el urbanista escocés Patrick Geddes había recibido el encargo de elaborar un plan orgánico moderno, que presentó en 1925 con grandes bulevares y calles peatonales, según un modelo inspirado en los principios de la ciudad jardín. Este desarrollo urbanístico constituye la base de la ciudad blanca. Así fue que, desde principios de los años treinta hasta mediados del siglo XX, la Bauhaus se consolidó con el concepto que dice: “la forma sigue la función” y “menos es más”, un punto bastante acorde con el ideal socialista del movimiento sionista. La nueva arquitectura tuvo que adaptarse al clima mediterráneo (ventilación, sombras, paisajismo etc.) dejo así su huella en ese importante patrimonio monumental con ese estilo minimalista y pragmático que caracteriza la ciudad blanca de Tel Aviv, que hoy constituye el más importante motor del Turismo Cultural. La belleza de la Ciudad Blanca es que basta caminar mirando hacia arriba para captar el encanto de su patrimonio arquitectónico, organismos, públicos y privados, organizan visitas guiadas o con audio guías, (White City Free Tours o los Bauhaus Tours).
Muchos edificios han sido restaurados para las celebraciones de los 100 años de la Bauhaus. La ciudad blanca es considerada una “marca país”.
En la Ciudad de Santo Domingo muchos edificios y conjuntos urbanísticos no gozan de estos privilegios y muchos se encuentran obsoletos y en total abandono, edificios importantes del arquitecto Guillermo González han sido demolidos o fuertemente modificados, perdiéndose para siempre esa “aura” que los representaba. (Hotel Jaragua, Edificio “Jaragüita”, Hotel Hamaca, Casino de Güibia, Parque Eugenio María de Hostos, viviendas privadas y muchos otros más.