Incurriendo en excluir del grueso de sus beneficios a la mayoría de los dominicanos cuando pasan a retiro, las perspectivas del sistema de pensiones son más que sombrías para hombres y mujeres de trabajo. Llámense como se llamen sus mecanismos de fondos comunes o de capitalización individual , una proyección al futuro de irrefutable autoría y patrocinio internacional estableció que del crecido conglomerado que a mediano plazo no podrá seguir ganándose la vida con esfuerzos propios solo un 11,3% (cota actual) lograría su sustento si no son cambiados los fundamentos de una asistencia social carente de solidaridad. Desde ya es más del doble del citado porcentaje la población situada en edad avanzada y salud vulnerable que tiene que seguir laboralmente activa para sobrevivir. Por ese rumbo, República Dominicana va hacia constituir asiento de un desmesurado segmento demográfico desvalido por los años y sin recompensas.
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De hecho el 49% de personas en edad avanzada depende dramáticamente de los ingresos de otros miembros de sus familias y cuando se trata de núcleos que obtienen ingresos en el ámbito informal de la economía, que constituye el 57% del todo nacional, la cobertura pensionista aparece reducida a la menor parte de los habitantes. El estudio aquí invocado lo dice claramente: «el sistema en vigencia no avanza hacia la erradicación de la pobreza en envejecientes y deja fuera a más de la mitad». Con negación total para ciudadanos de 65 y más años de edad.