La astronómica suma que el Gobierno del PRM gasta regularmente en promocionarse, debe dejarnos sorprendidos por ese volumen que nunca antes un Gobierno había estado tan generoso para calmar el escrutinio popular de manera que la opinión quede envuelta en la creencia de que vivimos en un paraíso.
Y no podía ser otra manera que cada día aparecen con una promoción nueva y les permite destacar de como el país está sumergido en la abundancia y en el bienestar de un Gobierno que prefiere dejar destruir las obras existentes por no proporcionarle mantenimiento, e incluso a las obras nuevas como escuelas sin uso, sufren de un descuido inexcusable.
Para ocultar las fallas y los descuidos lo envuelven todo en una abultada propaganda que inunda todos los medios disponibles para alegría de los promotores de la comunicación que vivían momentos de precariedades cuando se les había cerrado el juego con sus patrocinadores suspendían sus programas de promoción y buscaban entonces todo lo que viniera del sector oficial en donde el ingenio de los creativos ponían sus mentes a funcionar y nuevas ideas muy elaboradas y curiosas surgían de la mente de ellos que viven una de sus mejores épocas de ensueño con los contratos logrado en las dependencias oficiales.
Así, nos pintan y nos atosigan de que el país está lleno de turistas, de millones de dólares que llegan de las ventas de las zonas francas, de los rubros agrícolas de exportación como el azúcar, el cacao y el aguacate y próximamente los mangos conforman un panorama de que el país está en su mejor momento y libre de las precariedades y falencias que nos pinta la clase política, ambiciosa y corrupta.
Esta no presenta ninguna novedad en sus promociones y planteamientos doctrinales que llevan a cabo en violación de las leyes electorales que fijan y regulan el tiempo de las campañas.
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No sabemos si vivimos en el país que han diseñado los expertos del Gobierno para inducirnos a creer que vivimos en el paraíso y que cada centavo que se recauda se invierte en el pueblo y soporte social. Pero la realidad es otra.
Hay obras en determinadas comunidades y recién inauguradas que se deterioran en donde ni siquiera le han quitado la envoltura a los muebles tal como llegaron de fábrica. O por el contrario instalaciones eléctricas y sanitarias con defectos que no están dando el servicio para el cual fueron construidos.
El uso masivo de los medios de comunicación, cada vez más modernos y versátiles, le permite al Gobierno fomentar un estado virtual en el cual quisieran sumergir a la población.
No hay dudas que algunos han absorbido por esa tendencia de pintarnos un panorama paradisiacos de un país en donde el cólera, el covid y otras enfermedades encuentran un campo amplio de propagación en las marginalidades de las poblaciones a orillas de ríos en especial la Capital asediada por todos los contaminantes en donde viven las gentes en deplorables condiciones, donde la ausencia de sistemas cloacales y de saneamiento empuja a los seres humanos a que se la busquen como sea y que el Gobierno, como diría el santo cachón, defiéndanse como puedan que para allá no voy mirar, contrastando de ver cómo promocionan las hermosas playas con sus resorts incluidos.