Una carta a la academia de la historia

Una carta a la academia de la historia

Doctor Juan Daniel Balcácer, presidente de la Academia Dominicana de la Historia.

Santo Domingo República Dominicana
27 de marzo de 2023
Señores
Miembros de Número
Academia Dominicana de la Historia Santo Domingo, D. N.
Estimados señores:

No podemos quedarnos callados frente a la situación que está viviendo la Academia Dominicana de la Historia. Como historiadores nuestro compromiso es cumplir con el rol de dar a conocer la verdad histórica a las nuevas generaciones.

Al fijar posición lo hacemos porque nos interesa que la Academia Dominicana de la Historia no pierda sus créditos académicos. Haremos todo el esfuerzo para que esta institución, donde hacemos vida académica, no deje de cumplir con su principal finalidad de investigar y divulgar la historia dominicana. Para desempeñar su rol orientador esta institución no puede perder el respeto que la sociedad le confiere.

Una corporación profesional como esta, sin asumir una actitud discriminatoria, tiene la obligación de cuidar la elección de sus integrantes, pues sin duda alguna, de la excelencia de estos dependerá su reconocimiento y calidad moral para orientar a la sociedad. En tal sentido, no solamente valen los méritos de los investigadores. Una entidad de tanta solemnidad tiene necesariamente que tomar en cuenta el comportamiento ético de los ciudadanos que sean invitados a integrar su membresía.

Cuando se admitió al señor Ramiro Matos como miembro de la academia no se ponderó la situación de que pesaba en su contra la acusación de haber cometido crímenes de guerra. Crímenes, precisamente, en contra de ciudadanos ejemplares que luchaban por el restablecimiento del orden constitucional y la vida democrática.

En ambos casos Manuel Aurelio Tavárez Justo y Francisco Alberto Caamaño Deñó son figuras que han sido reconocidas como héroes nacionales, toda vez que se les reconoce haber luchado por la libertad y la democracia en favor de los mejores intereses de la nación.

Cuando se alega que aún no ha sido condenado judicialmente por los hechos que se le endilgan, en este caso no se puede presumir su inocencia, dados los testimonios existentes. Estos cobran mayor validez cuando sabemos que mientras se mantuvo con vida el pasado presidente de la ADH, Emilio Cordero Michel, la propuesta de llevar a la condición de miembro correspondiente al ex general en cuestión, no tuvo cabida dentro de las asambleas de miembros de número. Hecho este que hubiera sido considerado una afrenta a la memoria de los héroes nacionales y para muchos de los que en ese entonces participaban activamente de las asambleas eleccionarias.

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Quienes consagraron a Ramiro Matos como historiador, ponderaron su publicación de libros sobre historia, uno de los mismos producido en coautoría con el Ing. Hamlet Hermann Pérez, quien fuera rechazado para sumarse a los miembros correspondientes en el año 2015, tal como lo refirió el miembro de número Rafael Emilio Yunén. Pero no pusieron en la balanza moral la conducta militar por la que se intenta reconocer públicamente con el rango de académico correspondiente a Ramiro Matos.

¿Cómo es posible que en la Academia Dominicana de la Historia se desconozca los hechos en los que participó Matos González cuando existen innumerables documentos y testimonios que lo demuestran?
Basta recordar la carta de Emilio Cordero Michel dirigida a Rafael Herrera y fechada el 27 de diciembre de 1963, publicada en el periódico “El Siglo” el miércoles 21 de junio de 1995; en ella se señala al exgeneral como el responsable del fusilamiento de Manuel Aurelio Tavares y 14 compañeros en una situación de total indefensión y luego de haberse acogido a las garantías ofrecidas por el gobierno de facto que dirigía el país a partir del golpe de Estado de 1963 a Juan Bosch.

En otro reportaje producido por el o periodista Juan Terrero Pérez, publicado en el periódico El Siglo el 15 de junio de 1995, al preguntarle a la Dra. Piky Lora sobre el cuestionamiento a los que participaron como jefes de los batallones actuantes en Las Manaclas, la entrevistada afirmó que dichos hechos habían perimido para la justicia y que solo el cuestionamiento moral y el rechazo de la sociedad hacia estos individuos era lo que se esperaba del pueblo dominicano. ¿Cómo es posible que siendo la contrastación y verificación de las fuentes una de las técnicas primordiales de la historiografía científica, sólo se apelara a los testimonios del interesado para validar su condición ética y ciudadana?

Cuando se alega que sobre este militar no pesa condena alguna es también una manera de evadir la justicia, puesto que su participación en los hechos señalados tampoco ha podido ser negada.

La demanda presentada por la familia Tavárez Mirabal no ha avanzado en el proceso judicial inexplicablemente, pero ese letargo no exime de culpas al señor Ramiro Matos. Si estos son los argumentos de la Academia, entonces una institución científica estaría sustituyendo los dictámenes de los tribunales, pues de hecho su integración a este alto organismo podría ser visto como un intento de “desagravio moral”.

No se puede negar que tratando el caso estrictamente a lo interno de la ADH, se ha cometido un acto de injusticia y agravio a la memoria de los héroes asesinados y, sobre todo, en contra del pasado presidente Emilio Cordero Michel.

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La post verdad intenta ocultar la verdad histórica y nosotros, por razones éticas, no podemos permitir que esto ocurra. Hacemos un llamado a la conciencia y a la ética de los historiadores de nuestra academia para impedir que esto ocurra.

Ante todas las evidencias expuestas, los abajo firmantes solicitamos que la decisión de integrar a Ramiro Matos como Miembro Correspondiente Nacional sea desestimada para que la Academia Dominicana de la Historia reencuentre su sentido cabal ético.

Firmantes por orden alfabético de apellido.

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