Bastaron tres días (lunes, martes y lunes siguiente) de apenas una semana para que la Asamblea Nacional Revisora aprobara las modificaciones a la Carta Magna en una segunda lectura. En un tiempo récord de 17 horas y cerca de 10 minutos los legisladores del Partido Revolucionario Moderno nos dieron la Constitución que quisieron sin hacerle caso a la oposición ni a los expertos.
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La presteza de los asambleístas, que se precian de dar “pasos en la construcción de un mejor futuro para todos los dominicano” tal como dijera el presidente del Senado, Ricardo de los Santos, contrasta con el retraso de años que tienen otros proyectos que son mucho más necesarios y sí garantizan nuestros derechos, tal como el tan estancado las reformas al Código Penal (que lleva 23 años yendo y viniendo de una cámara a la otra), al Código Civil y Ley de la Seguridad Social, así como los proyectos de Ley de Agua, de Inquilinato y Debate Presidencial.
Especialmente importantes son la Ley Integral para la Prevención y Atención a la Violencia Contra las Mujeres y las 50 leyes que están pendientes de aprobación y de modernización por mandato de la Constitución del 2010. Para este Congreso, sin embargo, solo importa lo que quiera Luis Abinader. Así nos irá.