Fue una semana de horror. Cuando el lunes 12 de agosto vimos el suicidio/homicidio de Génesis Lugo y su pequeña hija de cinco años, presuntamente violada por su tía, era imposible imaginar que sería solo el primero de cinco casos terribles que tendrían lugar en solo siete días.
El jueves 15 el país enmudeció cuando Ana Josefa García Cuello decapitó a su hija de seis años. La escena fue tan grotesca que descolocó, incluso, a los policías.
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Dos días después Penélope Pérez (Frankia) arrancó parte del cuero cabelludo -con un cuchillo- a su hija de siete años por un error en un mandado al colmado.
El lunes 19 despertamos con dos duros feminicidios. El primero fue el de Cristina Veras Pimentel (34), asesinada a palos por Heladio Manuel Encarnación Ortiz (60), quien murió ayer por las quemaduras que recibió producto del incendio que él provocó en el apartamento donde vivían.
El segundo caso es el de Luisa Betances Fabián (56), golpeada con un block por Edwin Andrés Gerónimo Mejía (42), quien la abandonó en estado agónico en un hotel de la Zona Colonial.
Cada caso habla sobre la salud mental: de haber tratado a tiempo la depresión de Génesis, la esquizofrenia de Ana Josefa y la ira de los demás se habrían evitado. ¿Cuántas muertes más deben llegar?