Todo el territorio de la sierra, en plena cordillera central, es demasiado valioso como recurso natural de impacto ecológico y ambiental como para someterla a construir cuatro embalses que sirvan de suministro de agua a generadores hidroeléctricos de uso sólo en horas pico, como se propone Egehid y el Consorcio brasileño-dominicano Andrade Gutierrez-OCECON.
En un territorio de apenas 48 mil kilómetros cuadrados y para afectar, aquí sí vale la afirmación sin ningún valor en el caso de Loma Miranda, la zona que es “madre de las aguas”.
La historia registra proyectos hidraúlicos que se iniciaron después de estudios, diseños y recursos del BID en ejecución que por decisión popular y de buen juicio tuvieron que ser descontinuados, como fueron los casos del proyecto hidroeléctrico Manabao-Bejucal-Tavera y el de Presa de Madrigal sobre el río Haina para suplir agua potable a la capital.
El de Manabao-Bejucal-Tavera porque desarmaría todo un programa de asentamientos y desarrollo de turismo interno alrededor de Jarabacoa, con hermosos balnearios, y el de Madrigal porque iba a inundar (para toda la vida, como acontece con todos los lagos de presas) 80 mil tareas de vocación agrícola y ganadera, incluida una sección importante de la autopista Duarte.
Al igual que en los casos de la presa Manabao-Bejucal-Tavera y de la presa de Madrigal, el tiempo de la presa de Las Placetas ya pasó.
El proyecto original de Las Placetas del 2005 contemplaba un solo embalse con dos turbinas de 43.5 megas de capacidad, y Andrade Gutiérrez propuso un presupuesto “provisional” de US$285 millones, y luego en el 2012 se sugiere dos embalses y dos casas de máquinas con 114.megas, ahora del 2017 al 2020 el consorcio (no Egehid que no tiene capacidad técnica para ello) concibe un nuevo diseño que contempla tres embalses para 192 megas y una “actualización” elevando aún más la potencia instalada a 300 megas.
O sea, lo que era un proyecto para intervenir los ríos Bao y Joga ahora se extiende hasta la cuenca alta del Yaque del Norte ¡toda la estribación norte de la cordillera central!
Para multiplicar varias veces el presupuesto “provisional” de US$285 millones de 2005 y convertirlo en un verdadero potosí del consorcio brasileño, que lo sacaría de su difícil situación económica actual.
Al precio de arruinar lo que es hoy la más bella y mayor visitada y mejor conservada población boscosa de la nación y de nuestra principal cordillera.
Si el obispo Roque Adames, el protector der la sierra, estuviera vivo se situara al frente de la Coalición de Organizaciones Socio Ambientales de la Sierra que hace una semana inundaron con sus seguidores las calles de Santiago, hasta paralizar el tránsito, para solicitar al gobierno que pare dicho proyecto.
Esta entidad comunitaria es un gran aliado para dejar sin efecto un proyecto que se aproxima a la locura por los riesgos ecológicos que entraña.
(La tendencia de las grandes naciones desarrolladas Estados Unidos, China y muchos otros es derribar presas que terminaron afectando el equilibrio ecológico de territorios, ríos y mares para corregir malas decisiones del pasado).
Siempre ha sido ilusorio creer que un país tan pequeño y alomado con rápidas pendientes tiene un gran potencial hidroeléctrico, pues todos nuestros ríos van a parar al mar en pocas horas.
Se debe alertar a los ejecutivos de Egehid no todos los ríos son embalsables, como sí es el caso del río Dajabón para incorporar grandes porciones de cultivo en la Línea Noroeste, o el río Chavón que el Central Romana obstaculiza, sin razón, porque además de beneficiarse de una fuente más segura de aguas potable y no salinizada junto a todo el sector turístico de la provincia Altagracia, no disminuiría el caudal de su marina y zona de esparcimiento beneficiada de la intrusión de agua marina, además de muchos pequeños saltos hidroeléctricos para comunidades alejadas de las redes eléctricas.
Alertarla también mantenerse lejos de cantos de sirenas de consorcios extranjeros o locales que sólo buscan negocios.
Desarrollo de energía renovable dispone de otras opciones
Egehid dice que Las Placetas agregaría un 50% (la mitad) de los 600 megavatios de capacidad que hoy tenemos instalados en el país. Habría que preguntarle en qué momento se ha dispuesto de siquiera 150 megavatios de esa capacidad, aún con los embalses llenos, y si ha podido hacerlo más allá de las horas pico, de 6 a 12 de la noche, para que toda el agua turbinada no vaya a parar al mar sin ninguna utilidad para riego o agua potable.
Si en todo el lago de la presa de Monción, ubicada en zona semidesértica y de alta radiación, se ubicaran paneles solares se obtendría la misma cantidad de energía propuesta para Las Placetas. Puede emprender lo mismo con el extenso lago de la presa de Sabana Yegua, con los de Valdesia y otros con igual potencial, exceptuando los extensos lagos que ya están comprometido con el desarrollo de la pesquería y turismo de navegación, el caso de Hatillo.
Y aún con estos puede negociar espacios para compartir con esas actividades y producir energía solar.
Todavía Egehid tiene pendiente instalar hidrogeneradores adicionales en embalses como Rincón, Hatillo, Sabaneta y otros, y los puede hacer por administración subcontratada con sus abundantes recursos fruto de las ganancias de miles de millones de dólares del presupuesto público y créditos internacionales tomados por Estado para construir hidroeléctricas y de los que ha sido liberada de pagar principal e intereses.
¿Por qué no estudiar estas opciones y, si son factibles como todo hace indicar, llamar a una licitación que libere a la sierra de tremendo sacrificio?