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Salud oculofacial

Renueva tu mirada: cómo aprender a ver y sentir mejor en el nuevo año

Una de las razones más frecuentes por las que los pacientes buscan ayuda es la disonancia emocional

La doctora Frine Salazar

La doctora Frine Salazar

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Para muchas personas, diciembre es un momento oportuno para revisarse, reencontrarse y decidir cómo quieren iniciar el próximo año. En ese proceso de renovación personal, la mirada tiene un papel más importante de lo que se imagina: es el punto donde convergen la expresión, la identidad y la salud visual.

Así lo explica la doctora Frine Salazar, médico especialista en Oculoplastia de la Unidad de Oftalmología y Catarata (UOC), quien destaca que la salud oculofacial no debe entenderse únicamente desde una perspectiva estética, sino como parte integral del bienestar visual y emocional del paciente.

La región periocular —párpados, cejas y estructuras asociadas— es uno de los centros más expresivos del rostro humano. A través de ella se reflejan la atención, la serenidad, la vitalidad y el estado emocional. Sin embargo, cuando estos tejidos se ven afectados por el envejecimiento, la genética o factores adquiridos, no solo cambia la apariencia física, sino que también puede verse comprometida la función visual y, con ello, la forma en que una persona se relaciona consigo misma.

De acuerdo con la doctora Salazar, en la UOC acompañan a numerosos pacientes que consultan por motivos funcionales, estéticos o ambos, y que coinciden en algo esencial: sienten que su mirada ya no refleja quiénes son o cómo se sienten realmente.

Con el paso del tiempo, la piel de los párpados puede perder firmeza, las bolsas bajo los ojos hacerse más visibles y los músculos debilitarse. Estos cambios no son solo estéticos: pueden reducir el campo visual, generar cansancio ocular, provocar dolores de cabeza y obligar a un esfuerzo constante para mantener los ojos abiertos.

Estos ajustes involuntarios llevan al cerebro a compensar elevando las cejas o inclinando ligeramente la cabeza, creando hábitos musculares que, a largo plazo, afectan incluso la postura del cuello y los hombros.

“Es posible recuperar función, expresión y autenticidad”, señala la especialista. Procedimientos como la blefaroplastia funcional, la corrección de la ptosis palpebral o el reposicionamiento del párpado inferior no buscan transformar el rostro, sino liberar el eje visual, aliviar la tensión muscular y restaurar la expresión natural de la mirada. Al recuperar la función visual, se recuperan también el descanso físico, la eficiencia energética y la capacidad de estar presente sin esfuerzo.

En la UOC, esta especialidad se aborda desde un enfoque integral, donde lo funcional y lo emocional tienen la misma importancia. No se trata solo de verse mejor, sino de sentirse presente, reencontrar la identidad en la expresión y recuperar ligereza visual.

Mirada y expresión: cuando el rostro comunica lo que no sentimos.

Una de las razones más frecuentes por las que los pacientes buscan ayuda es la disonancia emocional entre cómo se sienten y lo que su rostro proyecta:

Se percibe cansancio donde hay energía.

Se interpreta preocupación donde hay calma.

Se proyecta tristeza donde hay neutralidad.

Este desfase afecta la autoconfianza y las relaciones sociales, ya que la mirada continúa siendo —incluso en silencio— el principal vehículo emocional.

Vitalidad que se siente y se ve.

La vitalidad facial no depende únicamente de la piel o el volumen, sino de la naturalidad con la que el ojo se abre y parpadea. Cuando la apertura palpebral recupera su función natural, la musculatura se relaja, la energía se distribuye mejor, la respiración se regula de forma espontánea y la persona se siente más conectada consigo misma. El abordaje oculofacial logra precisamente ese bienestar integral que trasciende lo visual.

Autoconfianza: reconocerse nuevamente.

Para muchos pacientes, el cambio más significativo no ocurre frente al espejo, sino en la sensación íntima de volver a reconocerse. No es una transformación artificial, sino una reconexión con la autenticidad. La cirugía oculofacial, bien indicada y ejecutada con precisión, no cambia la forma de los ojos: revela la expresión que siempre estuvo ahí.

En la UOC, este proceso se acompaña con un enfoque humano, técnico y consciente, donde cada paciente encuentra no solo una solución médica, sino un espacio de escucha y acompañamiento. Porque comenzar el año viéndose mejor no es vanidad: es bienestar, es salud visual y es autoconfianza.

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