No hace tanto tiempo muchos consideraban la madera un material de construcción anticuado y desplazado por otros más modernos, como el hormigón y el acero, “pero nada más lejos de la realidad”, comenta Philip Jodidio, autor del libro “100 edificios contemporáneos en madera” (Taschen) y uno de los más prestigiosos escritores de arquitectura del mundo.
La madera experimenta una nueva etapa en la arquitectura contemporánea, gracias a las nuevas técnicas de fabricación y a sus ventajas ecológicas.
“Las razones para poner de actualidad la madera son múltiples y algunas están vinculadas al atractivo del jardín, el mundo de la Arcadia -novela pastoril renacentista- en el que todo es más sencillo y la naturaleza nos acercaba más que nunca al cielo”, reflexiona Philip Jodidio.
Por todo lo el mundo. Desde China, pasando por Chile, Casablanca, Sydney, Salvador de Bahía o Medellín, son lugares que se han atrevido con esta materia prima, ambiciosos proyectos privados y de renovación urbanística consiguen alzarse creando unos originales ambientes con diseños excepcionales.
La madera transforma espacios urbanos “y se desvela como la solución perfecta para intervenir con sensibilidad en entornos naturales”, apunta Jodidio, como en el Instituto de Investigación Forestal de Finlandia, obra de SARC Architects; o en las chilenas Termas Geométricas, de Germán del Sol.
Dentro de la amplia selección de obras, en el libro se citan proyectos, tanto de jóvenes promesas, como de arquitectos consagrados como Tadao Ando y Renzo Piano.
En él se analizan técnicas y tendencias y se profundiza en procedimientos innovadores como el fresado asistido por ordenador, “que ha permitido crear formas novedosas, y la tala responsable, que aporta mejoras medioambientales”, dice el autor.
El objetivo de ensalzar cada uno de estos proyectos en madera es reconfortar “la frenética vida moderna con su belleza y sencillez”, según Jodidio.
Construcciones de todo tipo. Con la madera se puede hacer cualquier cosa, pisos, puede aplicarse como chapado, como simulacro de la presencia de la naturaleza y “si bien, algún proyecto incluye “glulam” (madera laminada y encolada), pero no se trata de ser puristas”, comenta el escritor, quien añade que la madera “parece estar fomentando la proliferación de nuevas formas que aprovechan sus puntos fuertes, como su ligereza”.
En este redescubrimiento de la madera como material de construcción se trata de abarcar espacios cada vez “mayores mediante diseños reticulares o en combinación con nuevos materiales”, agrega el experto.
En el libro se muestras propuestas casi de sueños infantiles, como la que ha imaginado Terunobu Fujimori en la copa de un árbol, rodeada de flores de loto. Se trata de una casa de té denominada Chashitsu Tetsu, levantada a cuatro metros del suelo y sustentada en el tronco de un ciprés.
En Milipilla (Chile), MJ House incorpora el espíritu de las viviendas japonesas con “la imprevisibilidad de la madera”, según explican sus arquitectos. “El techo se convierte en el elemento central de la casa, y sus movimientos y ángulos reflejan la intención de generar un impacto mínimo en el paisaje”, agregan.
También en Chile, pero con un aspecto más norteamericano, la Casa Granero de Virginia Valdés, se asienta sobre una estructura ligera, que encaja a la perfección sobre el terrero boscoso que la circunda.
Pese a su imagen fornida, la casa demuestra un diseño moderno con marquesina de madera en el voladizo.
Cazú Zegers, su creadora, explica oportunamente que su concepción “no se impone, sino que se incorpora al entorno con la clase de construcción típica del sur de Chile, en un esfuerzo por crear una interpretación contemporánea de estos edificios agrícolas”.