¿Cuales son las diferencias entre mitos, tradiciones y leyendas? Una tradición siempre tiene como base un hecho real, ocurrido, histórico, no importa cuántas deformaciones imaginativas sufra después.
Además de estar montada sobre un hecho real, la tradición requiere un carácter social, de participación colectiva. Sería absurda una tradición que no fuese compartida, patrimonio de una sola persona. Las notas características de la tradición son el hecho auténtico y la participación social. Una leyenda, como lo sugiere la propia palabra, es algo hecho para leer. No importa que una leyenda pueda ser contada y alcanzar vigencia colectiva. La leyenda puede ser inventada por un poeta, un escritor o por cualquier persona. No requiere ningún fundamento en la realidad.
Una tradición puede ser escrita y una leyenda puede ser contada, sin que esto obscurezca la diferencia entre ambas realidades. El mito, en cambio, tiene un carácter arqueológico que nos remite a la más remota antigüedad. Los mitos son creados por los pueblos primitivos como explicaciones mágicas acerca de los hechos fundamentales de la vida humana.
El origen de la vida, el origen de la materia, la realidad de la luz, la existencia de los mundos, son los hechos sobre los cuales “se edifica” el mito. Las civilizaciones nuevas, filiales de otras más antiguas, no crean estos mitos básicos sino que viven y trabajan sobre los viejos mitos ya existentes.
Los mitos chinos, los mitos bíblicos, los mitos griegos, son los viejos mitos que nos atrapan intelectual y sentimentalmente. Una tradición tiene que ser creída, aunque al cabo de un largo tiempo ese crédito decrezca. Es entonces cuando una tradición declina o muere. La leyenda no nos exige creencia; se percibe como tal leyenda, como mero invento con el cual no tenemos que identificarnos íntimamente. Va de suyo que en la leyenda no hay que creer.
El mito no es anecdótico, no se refiere a aspectos circunstanciales o contingentes de la vida humana. El mito se refiere a lo fundamental y permanente de la realidad del hombre. Mientras una tradición es efímera, aunque dure un largo tiempo, el mito pervive impertérrito a través de las edades. El mito sigue pareciendo la realidad misma. (La feria de las ideas;1985).