Cuando descubrimos a Ana Sofía Battle, sentimos que sus obras evocaban la felicidad de pintar. Ese fenómeno existencial suele suceder con los artistas jóvenes, pero la juventud de quien ahora expone en el Museo Fernando Peña Defilló, se acompaña de una madurez precoz.
No ha cumplido 25 años, y sus pinturas se convierten ya en alegoría de la pasión por el arte, por el buen oficio, por la motivación.
Ana Sofía Battle dibuja y pinta. Basta con dos dibujos para apreciar un trazo límpido y fluyente, a la vez que contornos y ritmo distribuyen, construyen, articulan el espacio, hasta con toques de color…
Sin embargo, aquí la pintura domina, unos ocho cuadros, de distintos tamaños, enseñan que Ana, sin problema, pasa de la figuración a la abstracción. Sus “Paisajes corporales” testimonian que el arte contemporáneo tiene la mayor libertad de forma y contenido, para interesar, seducir y convencer.
Ana Sofia Battle eligió personalmente técnica y expresión, no cabe la (im)posición de un estilo o una fórmula.
Ahora bien, se percibe la admiración que ella profesa hacia Firelei Báez: es muy buena referencia, tratándose de una artista dominicana, joven aún, y con un ascenso internacional, nunca alcanzado por un creador nuestro.
Compromiso. La obra de Ana Sofía seguirá abierta a los vientos de la inspiración, de sus conocimientos, y sobre todo de su trabajo. Su compromiso temático, en la figuración, se adscribe a la situación de la mujer en la sociedad y los patrones de belleza física, incluyendo la moda y los atuendos.
Compartimos al respecto la apreciación de la curadora Gía Caro, y la lectura de esas “semi-criaturas” puede diferir, estén solas –“De ahí me agarro”-, pocas– “Tu pa‘ca, yo pa’lla”-, “o varias -“Noche de mujeres”-. ¡Es propuesta de arte contemporáneo!
La “voluptuosidad” varía según las clases sociales y las ambiciones femeninas, o mantenerse ampulosa y desbordante, o preferir otros cánones y proporciones.
Ahora bien, las protagonistas aquí no tienen cabeza o la tienen tapada… ¿una simbología de la condición -inevitable- de género? La reflexión surge necesariamente.
Sin embargo, si el cuerpo ocupa el sitial en una representación, pictórica y neo-expresionista por Sofia Ana Battle, nos parece que cualquier interpretación nuestra o de la autora misma importa menos que la energía y efervescencia tranquila, donde forma y colores son temática y alma.
Gestalt. La artista nos da la clave en un cuadro abstracto, portentoso y ya magistral, que titula “Gestalt”. Ella nos refiere -palabra alemana mantenida sin traducción– a aquella teoría de la percepción y la forma. Coherencia, continuidad, semejanza definen así mismo esta abstracción, y Ana Sofía prescinde de la figuración en su configuración pictórica, potente y armoniosa. Para nosotros, “Gestalt” es obra estelar y definitoria de la muestra.
En cuanto a la factura, esencial y esmerada, excepto cuando adrede ella la “suelta –así los brochazos en “Put together in blue”-, Ana Sofía Battle, enamorada del óleo, no descarta la combinación con pigmento acrílico.
La pintura es exuberante y estudiada, tanto en gama de colores y luminosidad, como en su técnica precisa, minuciosa, delineada aun.
Paleta y pasta sustanciosas nos hacen disfrutar el tratamiento de los tonos cálidos en el barroquismo, organizado y “all-over”, de Gestalt.
Asimismo, en dos pequeñas telas deleitables –casi montadas como díptico vertical-, ella dispone la magia del índigo y de los azules.
“Paisajes corporales” está cosechando un merecido éxito y, muy confiados, esperamos los próximos avances de Ana Sofía Battle hacia el futuro.