¡Aventura en Yauya!

¡Aventura en Yauya!

Píndaro y Herminio se han propuesto vivir una aventura histórica muy ligada al éxito… Es la verdadera historia de un paradisíaco lugar que nació en la intimidad, gracias al impulso creativo de un joven de 24 años que, vestido con un traje de polyester y una corbata de un dólar, se enfrentó a un grupo de inversionistas que tenía el dinero, pero no el conocimiento de nuestro país.

“¡Herminioooo!” –grita Píndaro, que va sobre la avioneta bautizada con el nombre de “Yauya –Puntacana”, mientras con una mano agarra firmemente la lámpara del premio al descubrimiento y, con la otra, se aferra al ala-… “¡Estamos aterrizando yaaaaa!… Esto era Yauya hasta que en 1971 la iniciativa de Frank Rainieri la bautizó con un creativo nombre, más internacional: ‘Puntacana’.

¡Cuidado!… ¡¡¡Que brinca en esta pista de piedra!!!”…. En el timón de la avioneta está Herminio. Abre su portezuela, pone el pie sobre el estribo izquierdo de la nave, desciende y dice a Píndaro: “En el 71, mi hermana Carmencita y su esposo Iván estuvieron en un vuelo similar para venir a pasar su luna de miel… ¡Aquí se encontraron con sus amigos Paco y Carmiña que habían contraído matrimonio justo un día antes que ellos y decidieron ir manejando!… Al pie de la avioneta, fueron recogidos por un jeep en esta pista de tierra, que los llevó a través de árboles en un área de ensueño”.


“¿Y cómo descubrieron ellos este lugar?
” –cuestiona Píndaro-… Frank era muy inquieto y creativo. Tenía un lugar en la esquina de la avenida Tiradentes y John F. Kennedy desde el que se hacían las reservaciones y cuando ellos llegaron, fueron recibidos por él… En las instalaciones habían cabañas pintadas de blanco, construidas en cemento alrededor de una terraza techada en cana… Ahí se reunían a desayunar, comer y cenar –cuando no hacían una fogata a orillas del mar a la cual se integraban sus también amigos José Manuel e Yslen. La luz les venía de una planta eléctrica que les permitía usar el aire acondicionado…”
“¿Y cuál era el principal motivador para que ellos vinieran, además de su luna de miel? -pregunta Píndaro, y agrega- ¡Porque, yo me enteré que ellos solían regresar con frecuencia a este lugar!”… “Lo que pasa es que, según mi hermana, a ellos le tocó ‘la época de la intimidad’ del proyecto… Ya hoy es adulto y exitoso y, como todo lo que tiene éxito, ¡siempre –como ahora- le tiran piedras!”.

Píndaro lleva consigo un recorte de periódico bajo el brazo, en el que se indica que el esfuerzo hecho por Frank fue muy duro… Antes, hasta Yaura –ahora Puntacana-, sólo se llegaba por helicóptero, o por carretera en un viaje de 4 horas… “Sabes, Herminio –expresa Píndaro-, a tres años de su primer intento, por fin empezó él a construir un camino vecinal que redujo a una hora el viaje de los turistas… Tuvo que esperar 7 años y tres gobiernos, mientras guayaba la yuca, hasta que se le autorizó construir –con sus propios fondos- el primer aeropuerto internacional privado del mundo, porque ya en 1981 había logrado que el Club Med inaugurara sus instalaciones”.

Este joven emprendedor, supo tener la capacidad de entender hacia dónde estaban enfilando las fuerzas de cambio y los determinantes económicos del futuro que es hoy ese gran presente… “Oye Píndaro –expresa Herminio- Frank tuvo la cachaza de tomar esa determinación porque tuvo la visión, la fe y perseverancia para soñarcon su futuro, trabajando con ahínco en todos estos años… Batalló contra viento y marea, y contra los daños al turismo luego del 11 de Septiembre en Estados Unidos, la crisis bancaria en nuestro país, los altos precios del petróleo y la crisis financiera mundial… A propósito –reflexiona y cuestiona Herminio-… ¿Y qué tú haces todavía con esa lámpara en mano, Píndaro?”.

Mirándolo fijamente, Píndaro levanta su mano y mostrando con orgullo la lámpara, exclama: ¡Sólo los hombres emprendedores, visionarios, líderes, creadores de oportunidades y exitosos realizadores de proyectos merecen portar, como yo, una lámpara del éxito!… Las acciones de Frank, lo proyectan como un ser que ha sabido tener como principio, que la vida que tiene sentido es aquella que nace de un firme propósito… ¡Ya hoy, ese sueño ha dejado de ser de él, porque su liderazgo ha construido un activo social muy valioso!… ¡Estamos comprometidos en asegurar su existencia y evolución!”.

Justo en ese instante, el sueño de ambos se hace realidad, aspirando que se aliente a proteger el crecimiento de ese proyecto, para el de desarrollo nuestra sociedad y nación”.

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