El Trivium en la Cuarta Revolución Industrial (Industria 4.0)

El Trivium en la Cuarta Revolución Industrial (Industria 4.0)

Imagen de referencia. (Fuente externa)

Las siete artes liberales integradas por el Trívium (saberes humanos) y el Quatrivium (saberes exactos) forman un conjunto de expresiones estéticas que buscan el ideal de la belleza y el bien: la verdad. Existen preguntas que nos mantienen en una especie de caverna de la que aparentemente no podemos salir.

Pensamos una y otra vez y surgen múltiples respuestas, pero todas resultan insuficientes. Y en busca de la verdad se realizan aproximaciones, investigaciones y se apuntan culpables cuando no somos capaces de encontrar respuestas certeras. Se trata de preguntas complejas por la cantidad de variables envueltas y porque el ser humano es parte de esa complejidad. Retomemos el filosofar platónico (Platón, ([ca. siglo IV aC] 2003) salgamos de la caverna para ver la realidad. La información simple no es conocimiento; el conocimiento es el conglomerado de informaciones entendidas y aplicadas a la hora de accionar o tomar decisiones.

Los modernos métodos de enseñanza-aprendizaje sugieren el aprendizaje por competencias. Ser competente significa “saber hacer” para “llegar a ser. Las competencias se evidencian en el desempeño. El aprendizaje prepara al individuo para el análisis crítico y la toma de decisiones, según las competencias desarrolladas. Pero el conocimiento no proviene de información aislada o de un saber mecánico sino de información agregada, entendida, aprehendida y convertida en conocimiento que permite discriminar y tomar decisiones y a seguidas “actuar”. Y es que tal como refiere Ludwig Wittgenstein ([1921], 2008) en el Tractatus Lógico-Philosophicus, una de las principales obras filosóficas del siglo XX: “Toda la realidad es un estado de hechos que se relacionan…”

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Vivimos en plena globalización producto de la innovación humana y el progreso tecnológico sostenidos por economías basadas en el libre mercado, mundos utilitarios. Se busca gente que sepa “hacer cosas”. No se tiende a desarrollar pensadores que busquen y encuentren la verdad y que con ella logren cambiar el mundo por el bien de todos. “La verdad” se encuentra escondida en el conocimiento acumulado de la humanidad que proviene de la tradición antigua y las escuelas de sabiduría.

En la actualidad, diferentes tanques de pensamiento, laboratorios de ideas [think tanks] que responden a diferentes intereses: políticos, económicos, militares, religiosos, tecnológicos y culturales hacen uso del Trivium. De ellos resultan consejos o directrices que posteriormente son utilizados de forma estratégica para sus propósitos.

Debemos revalorar la importancia del Trivium y es que si el ser humano logra entender lo que sucede a su alrededor podrá actuar con conocimiento de causa buscando mantener su libertad de ser y actuar como individuo y como sociedad. Los sucesos y avances tecnológicos de la Industria 4.0 brindan grandes beneficios, pero facilitan la manipulación mediática y el surgimiento de un nuevo tipo de esclavitud (zombis de las redes sociales [social media); además, facilita que los países puedan ser conquistados y colonizados.

El Trívium, constituido por la Gramática, Lógica y Retórica, ayuda a pensar, razonar, argumentar, transmitir conocimientos y pensamientos.

La Gramática estudia las palabras y los símbolos, pero no nos referimos a sus pautas, esquemas, reglas o principios sino al misterio que encierra, al alma de la palabra, la esencia que es revelada al que busca la verdad.

La Lógica como arte del razonamiento permite discernir entre lo verdadero y lo falso, relaciona, interpreta y da sentido a los símbolos; permite el análisis del pensamiento y el significado; incluso, permite comprender los deberes y derechos.

La Retórica permite una oratoria eficaz, transmitir el conocimiento, dominar y embellecer el lenguaje, pero sobre todo determinar cuáles son los medios de persuasión de que se dispone y cuál es el ideal que debemos utilizar según el caso.

No se trata únicamente de ganarse la vida sino de la búsqueda del conocimiento. Porque es el conocimiento convertido en sabiduría lo que permite vivir plenamente nuestra humanidad al encontrar la verdad frente a frente. Hoy el diccionario de Oxford (2012) en línea define conocimiento como: “Facultad del ser humano para comprender por medio de la razón la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas”. De ahí que nos resulta difícil de aceptar que en la Taxonomía de verbos de aprendizaje de Bloom el conocimiento se encuentre dentro del nivel de baja complejidad para el estudiante asociado principalmente con “memorizar”. Al leer la lista de verbos que incluye se queda uno perplejo: escribir, rotular, enumerar, contar, recordar, repetir… Como pueden darse cuenta se trata de destrezas. De modo que el “conocimiento” está siendo minimizado, no sabemos si con la intención de causar un determinado efecto o por ignorancia. Al abordar la cuestión de “¿Qué es el conocimiento?” los profesores Tina Grotzer, Paul Harris, Gigi Luc (2015) en una mesa redonda sobre el tema que tuvo lugar en la facultad de Educación de la Universidad de Harvard consideraron la interrogante como “la mayor pregunta de todas [The biggest question of all ]”.

Es imposible acceder en el tiempo de una vida a la cantidad de información que tenemos a nuestro alcance a través del Internet en la época de las TIC (Tecnologías de la información y comunicación). Hay que tener claro que la información es conocimiento en potencia. Una vez encontrada y acumulada la información pertinente, necesaria y de calidad, puede ser procesada para entenderla, comprenderla y a seguidas poder actuar en consecuencia. Sobre un mismo tema encontraremos mucha información y una vez dominado el tema logramos entender (o no). Si lo logramos, si la información agregada y acumulada es entendida y comprendida se convierte en conocimiento. Adquirido este último estamos listos para actuar frente a las situaciones y problemas que nos plantea la vida. El comportamiento individual estará basado en la calidad de nuestro proceso de toma de decisiones que a su vez se basa en la calidad de la información acumulada. Es decir, hay que saber discriminar entre la información valiosa y la banal, falsa o de mala fuente.

Hagamos un paralelismo entre las artes liberales del Trívium y el uso de las computadoras: la Gramática es equivalente en el mundo esotérico al conocimiento y a la “entrada” en el mundo computacional, es decir a la palabra que utilizamos en la búsqueda, actividad consistente en la recopilación y captura de datos. Es decir, cuando escribes con tu teclado el nombre de la información (data) que buscas estás realizando una “entrada”. La Gramática responde las preguntas: ¿quién?, ¿qué?, ¿cuándo? y ¿dónde? Por otra parte, la Lógica pareja en el mundo esotérico al entendimiento equivale al “procesado” computacional, conversión o transformación de datos. Nos permite saber ¿por qué?, ¿cuál es la razón?, el significado y el propósito. Contiene tres subetapas: filtración, correlación y el análisis y es aquí donde se aplica el Quatrivium.

Finalmente, la Retórica (discurso y acción) en el mundo esotérico equivale a la sabiduría y responde al ¿porqué?. Esta sabiduría es la que en el mundo computacional se denomina “salida” información útil, por lo general bajo la modalidad de documentos o informes. Así es como el conocimiento y el entendimiento son propagados para que el verdadero cambio sea generado. El recurso humano, que interactúa con el sistema de información (SI) es la persona que utiliza el sistema, alimentándolo con datos o utilizando los resultados que genere (información).

Las artes incluidas en el Trívium generan una realidad manifiesta como resultado de la sumatoria de la calidad del comportamiento humano dentro de una sociedad. Es el accionar de sus miembros lo que define el orden o el caos. En ese agregado es que se construye nuestra realidad, por tanto es vital que la información a la que se tiene alcance sea real, sin fines ocultos, dudosos o malignos. Se necesita verificar la información y asegurarnos no solo que sea fidedigna, sino que venga de fuentes bien intencionadas para que pueda ser reunida, procesada, entendida y actuada por individuos, instituciones o países para crear el mundo justo que tanto deseamos.