Probablemente sea culpa de las expectativas que crearon los promotores del encuentro, descrito como unitario, entre los líderes y dirigentes de los partidos políticos que integran la alianza Rescate-RD, pero mucha gente se quedó esperando más, tal vez porque nunca vieron el “gran anuncio” que se prometió y a partir del cual se relanzaría la coalición para lograr un mejor desempeño en las elecciones del próximo 19 de mayo.

Entre esas expectativas figuraba, en primera línea, el hecho de que era la primera vez que se veían de frente y cara a cara, transcurridos casi cinco años de la división del PLD por la que quedaron “enemiguitos”, los expresidentes Danilo Medina y Leonel Fernández, que se redujo a un tímido abrazo que apenas permitió que las cámaras fotográficas y de televisión captaran la imagen.

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De todas maneras el vocero de la alianza, el presidente del PRD Miguel Vargas Maldonado, aprovechó la circunstancia para pronunciar un discurso y criticar, por enésima ocasión, el uso de los recursos del Estado en favor de los candidatos oficialistas, así como las intenciones del Gobierno de asfixiar económicamente a la oposición negándole los recursos que les corresponden de acuerdo a la Ley de Régimen Electoral.

Pero como no ocurrió lo único que podría relanzar verdaderamente esa alianza y hasta darle la posibilidad de una victoria, como hubiera sido que dos de los candidatos presidenciales allí presentes renunciaran para apoyar a un solo candidato de los tres partidos, el panorama electoral quedó más o menos igual a como estaba antes de ese cacareado encuentro unitario.

Eso permite resumir que la operación rescate con la que se pretendía relanzar la alianza opositora integrada por el PLD, la Fuerza del Pueblo y el PRD resultó un fiasco, no llenó las expectativas con las que se adornó su anuncio, pero tampoco aportó nada nuevo que permita concluir que con el voto dividido podrá derrotar a un oficialismo que le lleva mucha gabela.