Noviembre
Las fiestas patronales de Baní

Nuestra Señora de Regla
Mañana viernes 21 es un día de gran significado para los nacidos en el valle de Peravia. Mantenemos como un tesoro muy querido la fecha de la celebración de su patrona Nuestra Señora de Regla, que por más de cuatro siglos constituye una ocasión propicia para los nacidos en el valle comprendido entre los ríos Ocoa y Nizao, un territorio de luchadores que han sabido vencer a los desafíos de la naturaleza.
No importa que los nacidos en el valle se hayan alejado a lejanas tierras, pero en sus lugares de estabilidad recuerdan con nostalgia lo que este día significó para ellos cuando, siendo niños y desnudos, correteaban por las estrechas calles del pueblo bajo las lluvias que como una bendición corría por las cunetas y estimulaban gratos recuerdos cuando el baño era en el parque central que todo se guarda en el baúl de los recuerdos imborrables.
El mes de noviembre se anhelaba su llegada y ya era la época que los hogares del centro del pueblo y la periferia anhelaban la ocasión para exhibir sus galas y las mejoras económicas de las familias con las ganancias de las cosechas de café que bajaban de las estribaciones sur de la cordillera central de El Limonal, La Gina, El Manaclar, El Recodo, las Cuevas de Mana, Higuana y de la lejana Monteada de Javier.
Las fiestas eran ocasión de estrechar relaciones personales y en las casas se vivían días de ensueño con los padres buscando la forma de agradar a los numerosos forasteros y familiares que venían de otros pueblos y países a compartir la alegría del banilejo con la fiesta de su patrona que bellamente vestida con su otro y plata en delicado vestido de seda se exhibía al pueblo para su veneración.
Ya con el avance del siglo XXI las tradiciones se van obviando. Pero quedan hechos y costumbres que no se pueden borrar de una generación a otra y los bailes son ya una tradición el centro social de la ciudad que ya espera a sus hijos ausentes a vivir junto a los que quedamos a honrar las tradiciones de una subida de la virgen al mediodía del 20 ya con todas sus joyas y traje de lujo que al día siguiente será venerada por las calles estrechas del pueblo en honrosa veneración y concurrida procesión de nutrida feligresía.
En el siglo pasado, para las décadas del 40 al 60 la fiesta patronal revestía características hermosas de respeto por su patrona y alegría se manifestaba en los hogares que abrían sus puertas a familiares y amigos de otros pueblos y del exterior que llegaban a Baní para pernoctar en hogares muy hospitalarios para asistir a los festejos en especial la misa solemne de la mañana del 21. En la tarde la procesión era por las calles céntricas de Baní.
La jerarquía católica se empeña en organizar un programa de actividades para el novenario que atraía hasta los ateos y luego se concentraban en la puerta de la catedral para disfrutar de una música vernácula que dejaba encendido el ambiente para la gente seguir a otras actividades festivas o un grupo social asistir el 21 al tradicional baile del casino de Peravia, que concentraba lo más tradicional de una sociedad que debía su prosperidad a la producción agropecuaria de sus valles y montañas.