Santo Domingo 0ºC / 0ºC
Guardianes de la verdad Vivir

Exposición

Jacques-Louis David en el Museo del Louvre

El Museo del Louvre ha recobrado su asistencia incontable: ¡quienes aspiran a visitar la exposición “Jacques-Louis David”, reservan por internet sus entradas!

David. Retrato de Juliette Récamier.

David. Retrato de Juliette Récamier.

Publicado por

Creado:

Actualizado:

(y 2)

Si me preguntarán cuáles son, en la pintura occidental, las obras maestras más sobresalientes, respondería que son tres: la “Mona Lisa” de Leonardo Da Vinci por su exquisitez estética y su misterio, “Las Meninas” de Diego Velázquez por su representación espacial y la sutileza luminosa, y el “Marat asesinado” de Jacques-Louis David por su sobriedad, su dramatismo y su modernidad.

No temo confesar que, cuando vi el cuadro por primera vez, no pude contener las lágrimas.

No era por congoja ni por convicción revolucionaria, sino por emoción ante la sacralización y el dolor que transmite este homenaje a una víctima, en su descanso eterno. De la dedicatoria a la ternura y la deferencia que sentía David por Marat, de la simplicidad descriptiva de los elementos que sesgaron una vida entregada hasta la armonía interior de la forma y el trágico refinamiento del color, tan definido como acusador, es una composición absoluta, depurada, impactante que nadie podrá superar. En fin, un sublime y desgarrador homenaje, luego la más dramática y singular pintura de historia que hizo David.

David, pintor de historia

La pintura de historia tuvo una especial importancia hasta que interviniera la fotografía. Los acontecimientos mayores, incluyendo las batallas, y sobre todo los personajes ilustres, encabezados por los monarcas, estaban representados, incluyendo los mínimos detalles -reales y simbólicos-, no solamente para perennizar el recuerdo sino para su glorificación. Este género de pintura se situaba en la actualidad con sus modelos ilustres, también como una visión retrospectiva hacia el pasado, alegoría que podía superar siglos y aun milenios.

Así sucedió con la pintura de historia de Jacques-Louis David que era un pintor poderoso, excelente dibujante y colorista. La museografía de la exposición, confiada al arquitecto Juan Felipe Alarcón, no solamente exalta el impacto de las obras seleccionadas, sino las coloca, pensando en los espectadores, el circuito de su visita y el estímulo visual que proporciona cada cuadro. Es un logro fundamental en las grandes exposiciones para que el interés y la curiosidad, lejos de provocar un cansancio visual, experimenten una constante renovación.

David tenía una pasión por la Antigüedad que había estudiado profundamente. Había tenido una formación privilegiada y feliz en Roma, pero compartía su afinidad por la antigüedad romana con la griega, sus héroes, pensadores y filósofos, a quienes colocaba en un nivel cimero. Hasta decía tener la ambición de que él mismo pudiera expresarse como un artista griego antiguo.

Ahora bien, cuando representaba un episodio o un escenario antiguo, ideológicamente se refería a un asunto del presente, como el “Juramento de los Horacio” y el “Juramento del Juego de pelota” ( “Serment du Jeu de Paume”): dibujo genial, de pintura nunca terminado-. Previo a la Revolución Francesa, evocaba a los diputados representando el pueblo, que juraron no separarse jamás y resistir a las presiones monárquicas.

Jacques-Louis David no solamente daba a los conjuntos humanos dinamismo y fuerza, sino, cual sea la temática – sacrificio, reto o enfrentamiento - una precisión sorprendente, llegando al retrato de cada integrante, además con una impronta psicológica propia, siendo las mujeres sensibles y desconsoladas. No hizo nunca un escenario y escena idénticos, siempre coherentes con el propósito y las circunstancias.

De otra parte, hemos de distinguir especialmente el muy famoso despliegue de la coronación de Napoleón, proclamado Emperador de los Franceses, en la catedral, y finalmente titulado coronación de la Emperadora Josefina. Por su tamaño inmenso, el cuadro no se desplazó de la sala de exposición.

Lo creemos único universalmente, increíble “reportaje” pictórico, siendo retratado cada uno de los asistentes. Incluye hasta quienes no pudieron estar como la madre de Napoleón. Hoy, todavía causa una impresión sin par, fomentando el estudio y la reflexión. Además, el mismo David hizo una copia de este cuadro excepcional.

David, el retratista

El magno pintor de historia fue igualmente un retratista excelente, con igual ética y contundencia. Un retrato magistral fue el de Napoleón cuando todavía era Bonaparte.

Sin embargo, mucho más que efigies imperiales, pintó a la gente cercana. Su realismo implacable se acompañaba de matices y detalles identificadores, de atenciones hacia el modelo, pero sin halagos.

Un retrato especial, particularmente célebre, fue el de Madame Récamier, vibrante, refinado, elegante, mostrando una maestría insuperable en la posición y en el tratamiento del blanco. Pintura que, como otras, mostraba el encanto de una obra inacabada…

Coda

El poeta Charles Baudelaire fue un gran admirador de Jacques-Louis David, y tal vez nadie supo calificar así el Marat asesinado, “tierno y punzante” poema visual, metamorfosis desafiante de “La santa Muerte”.

Sobre el autor

MARIANNE DE TOLENTINO

tracking