52 años después del asesinato del periodista Gregorio García Castro

Chichí de Jesús Reyes
Semanas antes de caer abatido en la calle Mercedes esquina José Reyes, en la zona colonial, el periodista Gregorio García Castro hizo saber a un grupo de compañeros que estaba siendo tenazmente perseguido por efectivos militares vestidos de civil. Les relató que mientras conversaba con Mirna Santos y Gladys Gutiérrez Segarra, viudas de los dirigentes de izquierda asesinados Amín Abel Hasbún y Henry Segarra, tres personeros se desmontaron de una camioneta color blanco y trataron de agredirlo. Esto fue en la cafetería de Marcos y Digna, en la calle El Conde, a corta distancia del periódico Ultima Hora. La acción no se materializó por la rápida intervención de las damas que gritaron “auxilio”.
García Castro hizo el comentario durante una reunión en la casa del periodista César Medina y su esposa Joselyn Calderón, en la calle Luisa Ozama Pellerano, esquina Julio Verne. Goyito acudió de manera repentina al balcón luego de avistar la presencia del mismo vehículo color banco. En la reunión estábamos Virgilio Alcántara, director del periódico vespertino; César Rivera Espaillat, Junio Lora, el colombiano Augusto Obando y el autor de estas notas. Los puntos centrales de la conversación giraron en torno a las acciones vandálicas del grupo terrorista la Banda y la presencia de las guerrillas de coronel Francisco Caamaño Deñó, quien murió asesinado mes y medio antes del crimen del periodista. También se habló sobre los focos de corrupción en organismos estatales.
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Obando y yo acompañamos a Goyito a su salida de la casa de Medina y ocupamos asiento en una camioneta Datsun que le asignó el secretario de Agricultura, Fernando Álvarez Bogaert, en su condición de director de Relaciones Públicas de la cartera del agro. (En esa posición yo era asistente operativo del periodista). Tomamos la calle 30 de Marzo y al llegar a la Máximo Gómez, hicimos un giro a la derecha con destino al motel Keko, que estaba a la entrada del poblado de Villa Mella. Allí me entregó las llaves del vehículo y recomendó que lo recogiera en la mañana del día siguiente. Cuando me presenté al lugar, el periodista se había marchado en un carro público, según informó Benedicto Calzada, sereno del establecimiento.
Acto seguido me presenté en la redacción de Ultima Hora y ahí estaba Goyito en plena labor periodística, precisamente escribiendo su leída columna “En un Tris”, que regularmente criticaba los operativos policiales de agresión contra la juventud. Ahí trató de justificar su salida repentina del motel “para evitar que mis los verdugos me difuntearan”.
EL CRIMEN
El 28 de marzo de 1973, a las 9:20 de la noche, García Castro cayó asesinado y todavía se desconocen los autores intelectuales del crimen. Del hecho sangriento fueron acusados por la propia Policía el teniente Juan María Sánchez y los cabos José Rafael Pérez Pereyra y Milton de la Cruz Lemos, del Servicio Secreto, quienes a pesar de los testimonios y de las pruebas fueron descargados por el juez de la Cuarta Cámara Penal por “insuficiencia de pruebas”.
Para investigar el horrendo asesinato, Balaguer nombró una comisión presidida por el general Neit Nivar Seijas, a la sazón secretario de la Presidencia; el jefe de la Policía José Ernesto Cruz Brea y Juan Arístides Taveras Guzmán, procurador general de la República. Las operaciones investigativas las dirigió el coronel Darío Aristy Calvo, que dos años después le tocó la misma misión en la muerte vil de Orlando Martínez.
A los comisionados para el caso Goyito les fue prácticamente imposible homologar el informe final que debió presentarse a Balaguer, puesto que Cruz Brea, que pertenecía al denominado grupo de Pérez y Pérez, se resistió a firmar los resultados de la investigación del oficial Aristy Calvo. Cuando la situación fue expuesta al gobernante emitió un decreto otorgando una “licencia” de 15 días a Cruz Brea y en su lugar nombró de manera “interina” a otro seguidor de Pérez y Pérez, el general de la Fuerza Aérea Salvador Lluberes Montás.
García Castro nació en Pontón, La Vega, en noviembre de 1935. Cuando fue asesinado tenía apenas 36 años. Periodista de vocación innata, siendo muy joven se inició en la faena de reportero del diario La Información, de Santiago. Laboró en los periódicos La Nación y El Caribe y llegó a dirigir la emisora Radio Caribe. En las postrimerías del régimen de Trujillo fue designado diputado al Congreso Nacional y tras el golpe militar que derrocó al profesor Juan Bosch, Goyito fue deportado a Puerto Rico por sus actividades de oposición al gobierno del Triunvirato.