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Cuando monseñor Nouel renunció a la presidencia de la república

Monseñor Nouel

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El estado de insurrección que siguió a la muerte del presidente Ramón Cáceres no pudo ser extinguido por el presidente Eladio Victoria, y el Congreso Nacional nombró a monseñor Adolfo Alejandro Nouel, presidente interino por un término de dos años. Esta designación fue aceptada por los grupos políticos en pugna encabezados por Horacio Vásquez, por los “rabuses” y Juan Isidro Jiménez por los “bolos”.

Nouel tomó posesión el primero de diciembre de 1912 en una sesión celebrada en la catedral de Santo Domingo, y en la tarde nombró un gabinete de “coalición”, integrado por seguidores de Horacio y Juan Isidro. Pero esta política de consolación nacional que de buena gana diseñó el prelado fue alterada por el general Desiderio Arias, que ocupó con sus tropas, de manera violenta, el palacio arzobispal, acto que fue protestado por Horacio. Los demás sectores políticos hicieron mutis.

Asqueado de la política el arzobispo-presidente se embarcó con destino al puerto de Barahona, desde donde envió su carta de renuncia a la asamblea nacional, con fecha 28 de marzo de 1913. El prelado Nouel fue un vibrante seguido de Horacio y en 1930, cuando el presidente buscaba la reelección a la presidencia, lo respaldó de forma militante. Este respaldo al líder del Partido Nacional quedó reafirmado en un brindis en el Palacio de Gobierno, acto social organizado para dar la bienvenida al nuevo presidente Rafael Estrella Ureña, escogido para el alto cargo producto de la componenda con el futuro dictador Rafael L. Trujillo y los jefes de la tropa de ocupación de Estados Unidos.

La intervención del obispo causó gran sensación en la concurrencia y por varias semanas fue muy comentada. Con palabras cónicas despachó el compromiso protocolar de felicitar al nuevo mandatario (Estrella Ureña) para luego verter frases sentidas de elogio para el presidente saliente (Horacio). Textualmente, el cura Nouel dijo: “Felicito a presidente Estrella Ureña por haber conducido romanamente sus huestes al pie del Capitolio. Y ahora, permitidme, señores, brindar también por la quebrantada salud del ciudadano Horacio Vásquez. Yo entiendo que el general Vásquez no es un caído; él es un vencido de las circunstancias y digno siempre de todo respeto. El pueblo dominicano, honrándolo y respetándolo en este momento, honra y respeta a la república y sus instituciones.

A continuación, algunos de los párrafos de la renuncia enviada por monseñor Nouel a la Asamblea Nacional:

“Vengo por segunda vez, ciudadanos representantes, a poner en vuestras manos la renuncia del alto cargo con el cual a unanimidad me honraron. La causa principalísima que motivó mi elección ha desaparecido. Cesaron los horrores de la guerra que azotó al país durante un año, y mi misión de mediador entre el Gobierno pasado y la revolución ha terminado”.

“Cuando muchos ciudadanos gemían en las cárceles de la república y todos se encontraban en el ostracismo y corría a torrentes la sangre hermana; cuando la propiedad era incendiada y la nacionalidad amenazada y el pueblo parecía de miedo y de miseria, me presté gustoso a remediar tantos males y puse al servicio del país toda mi voluntad y todas las energías de verdadero patriotismo”.

“Las puertas de la patria y de las cárceles se abrieron para todos; la amnistía más amplia y efectiva amparó todas las infracciones a la ley por causas políticas; se devolvieron al pueblo de un modo real todas las libertades, se iniciaron las reformas apetecidas; todas las agrupaciones políticas tuvieron su representación en el Gobierno, y campo anchísimo se abrió para todas las aspiraciones. Hoy, sin embargo, la realidad de los hechos y mi salud notablemente quebrada me obliga a retirarme del poder”.

“No lanzo acusaciones contra nadie; pero sí rechazo las que algunos tan injustamente han propalado contra mí y con mi gobierno (el de Horacio), que no ha tenido otro propósito que el bienestar de la república”, expresa la carta de renuncia a la presidencia de la República, del Arzobispo de Santo Domingo Adolfo Alejandro Nouel.))

Una provincia Bonao y una de las principales vías de la ciudad intramuros lleva su nombre.

Sobre el autor
Chichi De Jesus Reyes

Chichi De Jesus Reyes

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