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“Mundo ecológico y astral”, de Elsa Núñez, desde la mirada de Nicole María Díaz Beato

El texto que sigue pertenece íntegramente a Nicole María Díaz Beato, y con ello concluyo las invitaciones a estos jóvenes talentos que han enriquecido esta columna.

Nicole María Díaz Beato

Nicole María Díaz Beato

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Con motivo de la Bienal 2025 del Museo de Arte Moderno (MAM), extendí la invitación a dos estudiantes para que aportaran a esta columna con sus análisis críticos. Hoy, y desde el marco de la asignatura “Teorías de la Experiencia Estética”, de la PUCMM, Nicole María Díaz Beato analiza una de las obras de Elsa Núñez. Su lectura evidencia la capacidad de aplicar categorías estéticas a la interpretación contemporánea y confirma que la formación académica puede despertar auténtica vocación crítica. Conocida ya la trayectoria de Elsa Núñez, cedo la palabra a nuestra joven invitada. El texto que sigue pertenece íntegramente a Nicole María Díaz Beato, y con ello concluyo las invitaciones a estos jóvenes talentos que han enriquecido esta columna.

“El arte tiene la capacidad de generar experiencias que no solo son visuales, sino también emocionales y reflexivas. En cada obra se construye un lenguaje particular que dialoga con el espectador y lo invita a mirar más allá de la superficie. Dentro de este marco, el análisis estético se convierte en una herramienta útil para comprender cómo los elementos visuales se relacionan con los significados que transmiten. En este trabajo se analiza la pintura “Mundo ecológico y astral” (2016) de la artista dominicana Elsa Núñez, presentada en la Bienal del Museo de Arte Moderno. La elección de esta obra responde tanto a su impacto visual inmediato como a la manera en que conecta lo espiritual con lo ecológico. A partir de una experiencia personal frente a la obra, se examinan cinco características estéticas —forma, color, textura, espacio y movimiento— y se reflexiona sobre cómo la pintura interpela al espectador en el contexto actual. Se trata de un óleo sobre lienzo del año 2016…

Lo primero que me llamó la atención al ver la pintura fue el color azul. Era tan brillante que sentí como si estuviera viendo un color nuevo que nunca había visto antes. Al inicio fue solo eso lo que me atrapó, pero mientras más la observaba más me gustaba. Me dio una sensación rara, como si ya la hubiera visto antes, aunque era la primera vez que estaba frente a ella. Esa familiaridad me provocó curiosidad y asombro, además de mucha energía e inquietud, pero no de una manera negativa, sino como una invitación a seguir mirando. Escogí esta obra porque fue la única que sentí que me llamó directamente a mí. En la exposición hubo otras piezas que me gustaron mucho. Incluso estuve indecisa entre esta y otra que hablaba de la situación del pueblo palestino. No la elegí porque pensé que si escribía sobre esa obra iba a ser más por mi interés en el tema político que por lo que la pintura me transmitía en sí. En cambio, Mundo ecológico y astral me impactó directamente desde lo estético y lo emocional. También pienso que esta pintura es importante en la actualidad porque habla de la relación que existe entre el ser humano, la naturaleza y el universo. En un momento donde hay tantas crisis ambientales y también espirituales, la obra nos recuerda que todo está conectado y que cuidar el planeta también es cuidar de nosotros mismos.

La pintura tiene una figura central que se abre hacia arriba, parecida a un árbol o a una raíz cósmica. Yo la percibo también como un ángel con alas que bajó del cielo y que está posado entre dos cráneos animales en descomposición. Esa mezcla de elementos crea un contraste fuerte entre lo celestial y lo terrenal. El color que domina es el azul y es lo que más me impresionó. Es un azul intenso y brillante que transmite mucha energía. Al mismo tiempo, hay colores cálidos como dorados y marrones que generan contraste y equilibrio. El resultado es una obra que combina lo astral con lo terrestre. La superficie de la obra no es plana. El óleo se trabajó con trazos gruesos que hacen que la pintura tenga relieve. Esto refuerza la sensación de fuerza y movimiento, y también hace que la obra tenga una presencia más física. El espacio de la pintura no es realista, no tiene perspectiva como en una escena tradicional. Es más bien un espacio abierto y simbólico que parece extenderse fuera del lienzo. Eso genera la impresión de que lo que vemos no es un lugar fijo, sino una especie de paisaje espiritual y cósmico. En cuanto a la sensación de movimiento que provoca, los trazos curvos y las formas en espiral crean la sensación de que todo está girando. El ojo se mueve por toda la pintura siguiendo esas líneas, lo que genera mucho dinamismo. El cuadro nunca se siente quieto, siempre parece estar en transformación. Creo que la intención de la artista con esta obra es invitar a la conversación y a la reflexión. Puede interpretarse como una metáfora de cómo el mundo natural se está deteriorando con nuestras acciones y de cómo, al mismo tiempo, la humanidad atraviesa un conflicto espiritual. La figura central que parece un ángel caído entre restos animales es un mensaje fuerte que hace pensar en nuestra responsabilidad frente a lo que pasa en el planeta. En mi caso, la pintura me hizo detenerme y observar con calma. Me llevó a pensar en lo frágil que es la relación entre nosotros, la naturaleza y el universo. Esa capacidad de provocar inquietud y reflexión es lo que hace que esta obra sea tan poderosa.

Conclusión: La obra Mundo ecológico y astral, de Elsa Núñez, logra impactar tanto en lo visual como en lo simbólico. A través de sus colores intensos, su textura marcada y su composición dinámica, la pintura transmite energía y provoca una experiencia personal que va más allá de la contemplación estética. El contraste entre lo terrenal y lo astral abre un espacio de reflexión sobre la relación del ser humano con la naturaleza y el universo. Más que una representación, la obra funciona como un llamado a pensar en nuestra responsabilidad frente al cuidado del planeta y a reconocer la conexión entre lo espiritual y lo ecológico. En ese sentido, la pintura trasciende el espacio del museo para convertirse en un mensaje vigente y necesario en la actualidad.”

Confirmado queda que los estudiantes tienen un ojo crítico, y con él abren caminos hacia un futuro más justo y consciente.

Sobre el autor

OFELIA BERRIDO

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