En Occidente, las cortes, los parlamentos, los grupos de interés, los partidos y más que estos, sus fracciones internas con sus encarnizadas luchas entre sí, siempre han sido motivos de contrariedades. De estos colectivos, el parlamento, lo que aquí genéricamente llamamos Congreso, ha sido el que más hostilidad ha generado en pensadores y el común de la gente, por ser percibido como el lugar de los pactos entre las élites políticas, de las facciones partidarias, de los intereses particulares de sus integrantes y/o de los poderes fácticos. En gran medida, es eso lo que estamos viviendo con la actitud de nuestros congresistas en torno a los temas de las tres causales, la escogencia del Defensor del Pueblo, la Cámara de Cuentas y la JCE.
7 abril, 2021