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Derechos humanos

Cita hambre, informalidad viviendas, salud, SS y otros

Director de Ciudad Alternativa lamenta que en un territorio capaz de generar riqueza, millones de dominicanos no tengan ninguna garantía de los servicios vitales

Ricardo González, director ejecutivo Ciudad Alternativa.

Ricardo González, director ejecutivo Ciudad Alternativa.

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A propósito del Día Internacional de los Derechos Humanos, el director ejecutivo de Ciudad Alternativa, Ricardo González Camacho, considera que la República Dominicana vive una paradoja difícil de ignorar con hambre, malnutrición, viviendas inadecuadas, empleos informales, falta de agua potable, servicios de salud inaccesibles y un sistema de protección social que llega tarde o nunca llega.

Señala que en un territorio capaz de generar riqueza suficiente para asegurar bienestar a toda su población, persisten desigualdades tan profundas que millones de personas continúan atrapadas en precariedades que vulneran su dignidad.

Precisa que el contraste es evidente: mientras un porcentaje mínimo del país exhibe niveles de consumo comparables con los estándares más altos del mundo, amplios sectores apenas sobreviven.

Este escenario, dice, refleja un problema que va más allá de lo económico; es un fallo estructural en la forma en que se organizan las instituciones, se diseñan las políticas públicas y se distribuyen las oportunidades. Si la Constitución reconoce que la dignidad es la base del ordenamiento jurídico pregunta: ¿por qué aún no logramos traducir ese mandato en una vida digna para todos y todas?

Considera justo reconocer que el país ha avanzado en marcos normativos, instituciones, protocolos y reformas orientadas a fortalecer los derechos sociales y económicos.

En ese sentido, la sociedad civil ha impulsado durante tres décadas una agenda persistente que ha logrado conquistas importantes logros en la formalidad del derecho.

Plantea que estos avances, aunque valiosos, son insuficientes, ya que la distancia entre la ley escrita y el ejercicio efectivo de los derechos continúa marcada por una visión de clase que condiciona el acceso a los bienes y servicios esenciales.

Indica que la calidad de la educación, la salud, la seguridad social o la vivienda dependen todavía, en gran medida, de la capacidad de pago o de la influencia política.

Sobre el autor

Juan María Ram­írez

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